Etiquetas
antiautoritarismo, autoritarismo, capitalismo, ciudadanía, Constitución, control ciudadano, control obrero, Cuba, cultura, debate, democracia, derecho, desigualdad, ecología, economía, educación, espacio público, Estado, ideología, institucionalidad, intelectuales, internacionalismo, izquierda, libertad, lucha de clases, marxismo, Observatorio Crítico, partido, poder, reformas, República, revolución, Rogelio M. Díaz Moreno, socialismo, sociedad, Tato Quiñones, trabajo por cuenta propia
Por Rogelio M. Díaz Moreno
Los artífices del documento “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” lo celebran como “martiano”, “fidelista” y “marxista”. Mi entrega anterior dedicada a este panfleto, estuvo lejos de agotar la trascendencia del mismo. Para continuar mis divagaciones, tal vez me haga falta ponerme un poco filósofo. Y demostrar que no es ninguna de las tres cosas.
Una descripción superficial de la Conceptualización, insisto, va a resultar de escaso provecho. En su nombre, tirios y troyanos pueden cantar sus loas o lanzar los anatemas, como mismo han hecho hasta hoy. No se contribuye así a la comprensión cabal del significado de tal programa y su lugar dentro del contexto de la evolución de nuestra nación.
Es tan trivial como improductivo enarbolar la Conceptualización para “demostrar” el genuino “carácter democrático”, y “el humanismo de la Revolución”, y asentarla como definitiva “hoja de ruta hacia la prosperidad”. Ese es el rol de políticos y periodistas oficialistas, que solo demuestran así su desconexión con la gente llana. Igualmente resulta ocioso un criticismo predispuesto, que no abandone los manidos tópicos del totalitarismo, la gerontocracia, la vieja mentalidad, el inmovilismo, etc. Estos podrían ser los tópicos de la llamada oposición, procapitalista–, que evidencia entonces el mismo despiste en que quedaron después del 17 de diciembre del 2014 [1].
Sigue leyendo