Por Antonio José Ponte

Rafael Rojas
Siempre es buena noticia la publicación en Cuba de un autor exiliado. Mejor si ocurre en vida del autor, cuando éste sigue a disposición de sus lectores, alcanza a intervenir en la escena literaria y todavía es capaz de abundar y reescribirse. Nada mejor entonces que la participación de un autor exiliado en una polémica publicada dentro de Cuba.
En el último número de la revista Temas ha aparecido una discusión entre Rafael Rojas y Arturo Arango. Uno reside en México y el otro en La Habana. Al intercambio entre ambos, los editores decidieron agregarle un texto del funcionario Iroel Sánchez. Se trata, sin dudas, de una extraña ocasión. Sobre todo, porque la polémica, en torno al futuro de Cuba, las opciones de ese futuro y el papel de los intelectuales, resulta inocultablemente política.
Lo inusual de su publicación permitiría conjeturar que dentro de las instituciones cubanas existen nuevas normas o algo más de permisividad. Temas no circula ampliamente, pero tampoco está constreñida a lo subterráneo. Y, aunque se edita principalmente de cara al mundo académico extranjero, está lejos de ser un boletín reservado a militantes. De modo que un puñado de páginas de Rafael Rojas, autor escrupulosamente ignorado por las publicaciones nacionales desde hace 16 años, han podido llegar ahora a algunos lectores en Cuba.
A lo largo de estos 16 años la obra de Rojas se ha hecho cuantiosa en volúmenes y textos sueltos. Rafael Rojas ha recibido importantes galardones, ha formado discípulos en México y Estados Unidos. Quizás no exista en la actual literatura cubana ninguna otra obra que tienda más a un ordenamiento propio y, a cada nueva entrega, se amplíe y persista. Rafael Rojas parece casi sistemático.
Arturo Arango, escritor de una generación anterior, ha procurado despertar esa misma impresión con una breve obra ensayística. Los dos volúmenes de ensayos suyos que conozco llevan el mismo título y han sido numerados como magnates o monarcas.
De Iroel Sánchez solo pueden referirse accidentes poco literarios. Presidente del Instituto Cubano del Libro, fue destituido de ese cargo y trabaja actualmente a las órdenes de Ramiro Valdés. No obstante, el último número de Temas ha preferido titularlo editor.
Lo que sigue es un resumen de la polémica. En aras de la brevedad quedaron fuera algunas líneas de discusión, espero que no de las principales.
Arturo Arango: ‘Cuba: los intelectuales ante un futuro que ya es presente’

Arturo Arango
Hace dos números, Temas publicó este ensayo escrito a solicitud de una académica estadounidense para un volumen sobre pensamiento intelectual latinoamericano. Dispuesto a explicar el futuro político y el papel de los intelectuales camino a ese futuro, Arango hablaba principalmente de la opción política más cara a él, y del rol suyo (y de gente afín) en tanto intelectual. Tanto interés personal no resulta, de ningún modo, reprochable. Explicar es, desde Montaigne, explicarse.
Para adoptar un futuro, él ofrecía cuatro opciones tomadas de un ensayo de Desiderio Navarro: comunismo de cuartel, socialismo democrático, capitalismo de Estado (también llamado socialismo de mercado) y capitalismo neoliberal. Las tres primeras podían calificarse de socialistas. Incluso de revolucionarias, tal como reconocía Arango. Sigue leyendo →
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