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El tono agresivo de la blogosfera cubana que se acostumbra a identificar con el oficialismo se ha intensificado estos últimos meses. Incitan de la manera más grosera a la violencia contra un prestigioso periodista, Fernando Ravsberg. Incluso un proyecto tan rojito como La Joven Cuba (LJC) es calificado de enemigo, por el “pecado” de defender una mínima autonomía.
La tendencia represiva evocada constituye una preocupación legítima. Significa otro retroceso en el propósito de hacer valer el derecho, de toda persona de este país, a ser honrado y a pensar y hablar sin hipocresía. La ignorancia que demuestra esta última campaña es otro factor de preocupación.
La ignorancia fue un factor esencial en las purgas del estalinismo. Azuzó las quemas hitlerianas de libros. Infligió hondos dolores en nuestra tierra, durante el malhadado Quinquenio Gris. La ignorancia no es solo una cuestión de desconocimiento; es también una actitud de menosprecio, de rechazo del diálogo. Este tipo de ignorancia se complace en pisotear y subyugar a quienes, en legítima ley, tienen tantos derechos de participación como cualquier otra persona. Sigue leyendo