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Por Emilio Cueto
Salón de lectura de la Biblioteca del Congreso (Washington, DC)
Queridos amigos:
Justo un siglo antes del triunfo de la Revolución cubana el escritor inglés Charles Dickens sorprendió al mundo con su Tale of Two Cities/ Historia de dos ciudades. Como saben, comienza con el célebre párrafo: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”. Siguiendo los pasos de Dickens comparto con ustedes una anécdota de dos ciudades. Al final, siguiendo los buenos consejos de Taladrid, Uds. podrán sacar sus propias conclusiones y determinar en qué tiempos vivimos. Y como nos pedía el ICAC hace algunos años, Ustedes Tienen la Palabra.
WASHINGTON, D.C. Porque aquí vivo y aquí está localizada una de las instituciones más prestigiosas del orbe, la Biblioteca del Congreso, he tenido ocasión de llevar personas de muchas nacionalidades, incluyendo cubanos, por supuesto, a hacer investigaciones en sus predios. Siempre es un placer acompañarlos y comprobar la rapidez y facilidad con que se tramita el papeleo. Una simplísima presentación de carnet de identidad o pasaporte, sin cita previa, es todo lo que hace falta para que, minutos después, el recién llegado tenga su carnet de investigador (que, además, es gratis). No le preguntan cómo llegó hasta allí, mi le piden cartas de recomendación, ni lo entrevistan para saber qué propósito lo anima o para qué quiere estudiar el material. Un simple registro en el que, por motivos puramente estadísticos preguntan el tema de investigación (y que luego no verifican para saber si los materiales que Ud. pidió corresponden a lo que dijo). Así de simple. Y en los minutos que toca al personal de la Biblioteca localizarlo, Ud. tiene en sus manos un manuscrito del siglo XIX. O del XV. O el primer mapa con el nombre de América.