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Por Félix Sautié Mederos
Queridos lectores de Crónicas Cubanas, si concordamos en que el diálogo es intrínsecamente importante para la paz y la convivencia en el mundo exterior de nuestras fronteras, tal y como se reitera a diario en los medios informativos locales y progresistas en general. Y si también lo podemos apreciar en las informaciones y noticias que nos llegan sobre los más importantes focos de guerra y confrontación cruenta como son en la actualidad, por tan sólo mencionar los más complicados al respecto, el Medio Oriente y Venezuela, sin dejar atrás al México hermano entrañable tan querido que se desangra en el crimen y el desparpajo del gobierno de Peña Nieto, entonces pienso que tampoco se debería considerar que el diálogo sea lo innecesario e improcedente que habría que desechar en otras circunstancias como las que vivimos en Cuba. En ese sentido considero que el Medio Oriente, Venezuela y también México constituyen ejemplos flagrantes de la urgencia y la necesidad de promover un diálogo entre las personas cuando la situación ha llegado al punto crítico de no retorno que impide alcanzar la coexistencia pacífica en medio de la diversidad que les es inherente a la condición humana así como para enfrentar los conflictos que se generan por los que se plantean dominar al mundo, y lograr concertaciones de buena voluntad que permitan salir del atolladero cruento en que se encuentra el punto crítico de no retorno de que se trate.