Por Rogelio Manuel Díaz Moreno
Altos niveles de bombo y platillos acompañan a la corriente celebración de la Cumbre de las Américas, en la República de Panamá. Tal pareciera que se gesta algún tipo de movimiento trascendental, que no hace sino aguardar la foto tradicional de los mandatarios para desatar sus fuerzas, ya sea hacia adelante o hacia atrás.

Más sensato sería, tal vez, no esperar tanto de estos grandes eventos. La parte de las reuniones de los presidentes, típicamente, solo ratifica procesos que se han gestado entretanto. Tal vez resulten muy mediáticos los pescozones que se esperan entre el presidente Barack Obama, de los Estados Unidos y Nicolás Maduro, de Venezuela. El primero decretó una reprobable medida injerencista, en cuyo rechazo se han unido la mayoría de las naciones latinoamericanas. El señor Obama tiene garantizados, además, iguales o mayores titulares cuando se encuentre con su par cubano, Raúl Castro. No obstante, pasados unos días, la noticia se gastará. Entonces todo regresa a la lucha cotidiana por la prosperidad, para algunos, y la mera supervivencia para no pocos. También, enseguida, se sucederán un Mundial de Fútbol, la próxima Cumbre Planetaria de los Grandes Jefes del Mundo Preocupados, el estreno de la octava parte de Titanic y el alumbramiento del bebé de la última pareja súper-famosa de Hollywood, para mantenernos a todos entretenidos. Sigue leyendo →
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