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CRÓNICAS CUBANAS.
Por Félix Sautié Mederos
Con el día a día de septiembre en plena marcha calendárica,
caracterizado por el inicio de las actividades escolares, las procesiones de la Virgen de la Caridad del Cobre Patrona de Cuba incrementadas en la geografía caribeña de nuestro archipiélago cubano; y este año la recurrencia de lluvias en ocasiones acompañadas de descargas eléctricas y de desbordes torrenciales que inundan los baches y huecos que me rodean en mi Rincón de la Centro Habana cada vez más abandonada a su suerte; y además para completar las adversidades, la amenaza de nuevos derrumbes de los envejecidos edificios en “estática milagrosa” debido a la carencia de
mantenimientos adecuados, por fin hemos culminado nuestro muy caluroso verano del 2016, quizás uno de los más calientes de los últimos tiempos que nos augura un futuro medio ambiental nada promisorio para el mundo que nos ha tocado vivir por causa de la desidia universalmente generalizada hacia el cuidado y conservación de nuestro planeta, el único en que por el momento podemos estar.
También para completar el cuadro en que me encuentro enclaustrado junto con mis vecinos y compatriotas, y que trato de expresar sintéticamente en el primer párrafo de mi crónicas cubanas, puedo decir que no aparece o no se crea algo política ni económicamente nuevo que sea realmente estimulante para abatir el hastío y la desesperanza de un más de lo mismo que se va perfilando como lo normal de nuestra sociedad. No solo en nuestro archipiélago caribeño lo que planteo se está manifestando, porque puedo apreciarlo extendido y en avance negativo por todo el mundo de hoy. Quizás ya podría calificarse como un signo característico o posiblemente una pandemia social de los nuevos tiempos del Siglo XXI. Eso es lo que pienso muy personalmente, pero el análisis de la Historia lo juzgará en definitiva.
En estas circunstancias y coyunturas que trato de describir, el obsoleto triunfalismo acompañado de un dogmatismo conservador desesperante de algunas instancias oficiales cubanas ya no puede referirse como antes a nuevos “avances ejemplarizantes”; y se ha ido transformado en un silencio sistemático de las cúpulas que no le hablan directamente a la población como antes y que no usan los avances digitales de la comunicación, por cierto ralentizados y en ocasiones criminalizados en la práctica a contrapelo de lo que ocurre en el mundo exterior, para expresar sus criterios y opiniones en tiempo real tal y como actualmente lo hacen los líderes del signo que sea en sus cuentas personales de los 140 caracteres de Twitter. Por otra parte, ese silencio en lo político local se ha transformado también en lo internacional en declaraciones y comunicados por escrito de solidaridad y apoyo descartando la conveniencia de movilizar y/o facilitar la movilización espontánea a la población en actividades públicas donde puedan expresarse activamente al respecto sobre lo que le sucede actualmente a los países aliados en América Latina por ejemplo. Naciones hoy azotadas por una emergente contraofensiva de la derecha neoliberal y de los poderosos de la tierra dirigida
restablecer los cercos de explotación y sojuzgación del pueblo trabajador del continente poco a poco despojado de sus derechos sociales alcanzados.
Me refiero a signos de los tiempos que vivimos que son importantes descifrar para comprender la realidad política que realmente es. No uso una retórica vacía de palabras y palabras que algunos no se cansan de utilizar, escribo sobre una realidad que se extiende constantemente en donde lo normal es regresar a lo mismo y/o alcanzar más de lo mismo. Sé que a muchos les molesta que estas cosas se digan o se escriban porque ellos intentan tapar el sol con un dedo tal y como se dice popularmente. También hay quienes en uno y otro bando no lo van a entender y prefieren meter la cabeza en la tierra como los avestruces, pero lo que expreso constituyen problemas que tienen existencia objetiva y subjetiva real y que sistemáticamente se van manifestando con especial fuerza y solidificando en lo que podría ser una conjunción de sistemas y gobernabilidades en un mundo en que controvertidamente ya no se asume la paz como la falta de justicia social sino como la ausencia de guerras en contradicción al concepto de paz que expresamos los pacifistas. Quizás las avalanchas de emigrados del norte de África sobre Europa y en nuestros ámbitos específicamente puedo referirme a la de los cubanos que se marchan del país en búsqueda de un mejor futuro y de una esperanza perdida, en una u otra circunstancias de acuerdo con sus características específicas, deberían constituir alertas vivos y activos de que estamos en un dramático cambio de época, y qué como he dicho en otras ocasiones el “horno no está como para panecitos”, porque nuestras sociedades pueden “explotar” desde adentro, incluso más allá de las acciones de un terrorismo mundial que se suma a las adversidades a que me refiero.
Estamos también ante una verdadera panacea interna que nuestra prensa local nos quiere “convencer” de su existencia en Cuba, cargada de desengaños, hastíos y desesperanzas no escuchadas por quienes tienen la obligación de hacerlo, la que sin explotar masivamente, porque considero que nunca lo va a hacer dadas nuestras características y coyunturas, en cambio está produciendo una lenta desarticulación de la sociedad e impulsando un individualismo propio del “sálvese quien pueda” que avanza hacia una implosión o tormenta perfecta que incluso algunos desde sus posiciones en la prensa oficial ya han anunciado con una u otra forma de expresión. No querer reconocerlo como primer paso para encontrar verdaderas soluciones y/o incluso poner en práctica a la vieja política de “matar al mensajero” para acabar con el problema, no es lo inteligente ni lo adecuado desde el punto de vista político, porque todo por días será cada vez peor. ¡Quiénes tengan oídos para oír oigan!, porque el tiempo ya se acabó.
Así lo pienso y así lo afirmo en mi derecho a opinar y a testimoniar lo que vivo. Con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.