Por Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas
Todos conocemos y/o percibimos de una forma u otra, con mayor o menor precisión en concordancia con nuestras sensibilidades específicas, que la sociedad es un ente vivo. Incluso los que nunca se han planteado analizar intrínsecamente este concepto, en su quehacer cotidiano chocan con una realidad social viva y activa que los abarca, dentro de la cual, quieran o no, se desenvuelven sus vidas. En consecuencia, puedo decir que todo lo que está vivo en la naturaleza en su movimiento incluyendo a su eterno retorno, en lo interno de sí mismo con que existe -porque cuando no hay movimiento es porque ha muerto- se encuentra afectado por factores internos facilitadores del cambio; que implican y/o facilitan su avance en espiral en contrapunteo permanente con factores retardatarios que intentan retrasarlo para revertirlo o detenerlo en definitiva, lo que crea un entorpecimiento perenne que debe ser enfrentado si se quiere avanzar hacia el desarrollo. Es a esos factores retardatarios a los que me voy a referir en la presente crónica porque pienso que es muy importante mantenerlos identificados sin conformismos ni mucho menos
ingenuidades.
Así tenemos que las dialécticas del cambio permanente que han movido el avance de la humanidad hacia estadios superiores desde sus albores hasta el presente, son el resultado de un enfrentamiento contrapuesto permanente entre los factores facilitadores del cambio y los factores retardatarios que intentan detenerlas en el tiempo. Factores retardatarios que, cuando se logran mantener tal y como nos sucede en la actualidad, pueden llegar al desgaste definitivo que implica la muerte de la sociedad en cuestión. Eso, en definitiva, constituye una verdad implícita de la vida de la sociedad en su constante movimiento entre lo que la impulsa y lo que la retarda. Esto hay que saberlo identificar para entender las realidades en que estamos inmersos.
En este orden de pensamiento, debo decir que he optado en mis últimas Crónicas Cubanas por plantearme un testimonio a partir de una reflexión filosófica radical lo más profunda que me es posible, porque considero que vivimos un momento histórico culminante de un estadio que ya termina, en el que tenemos en juego a la República. En tales circunstancias quiero añadir además, que los que están detenidos en el tiempo, se han convertido en un conjunto de factores
retardatarios del cambio que implica el perenne movimiento de la vida y en especial de la sociedad, cuyos efectos de conjunto pudieran ser devastadores en el presente y el futuro que tenemos por delante. Ello sucedería si no tomamos conciencia y actuamos decididamente, ante las miradas pasivas o escapistas de los que intentan mantenerse fuera de cualquier implicación porque el hastío y la desesperanza se han anidado en su ser interior. A tales efectos, nuestra no inacción podría ser determinante para la ingobernabilidad y el fracaso de la sociedad en su conjunto.
En mi criterio estamos ante una realidad conceptual, que más allá de cualquier implicación económica y/o política de la índole de que se trate, es muy importante tomarla en consideración, a partir de que está determinando una realidad existencial compleja que por días puede hacerse insoportable y que requiere verdaderamente de un cambio radical de mentalidad de todos sin excepción, que comienza como ya he planteado otras veces por el cambio de cada uno en su individualidad, dirigido a enfrentar el egoísta “sálvese quien pueda” que día a día se extiende en nuestros ámbitos sociales contemporáneos.
El factor conciencia posee en todo esto un papel relevante en cualquier circunstancia de la vida en sociedad y es muy especialmente determinante cuando aparecen y/o se manifiestan puntos de inflexión como el que estamos viviendo en la actualidad, ya sea porque se deba a factores interno o externos e incluso independientes de nuestra voluntad específica.
Muy a pesar de un oficialismo triunfalista y acrítico que
constantemente intenta presentar a Cuba como una excepción
extraordinaria al respecto, tenemos que de conjunto aunque no se quiera ver así, el país se encuentra inmerso en estos contrapunteos entre los factores facilitadores del movimiento que producen el cambio y los factores retardatarios de la sociedad. En este sentido estos factores se materializan en las acciones, en la voluntad política específicamente en las personas que formamos parte de la sociedad en cuestión, los que de conjunto requieren de los movimientos y cambios radicales que faciliten los desarrollos que son imprescindibles en la sociedad para que la vida no se detenga o no se desvíe del rumbo positivo que estamos en la obligación de insuflarle.
Lo determinante pues, constituye el cambio de mentalidad incluyendo al cambio de las personas oficialmente implicadas en la gobernabilidad que no sean capaces de cambiar para convertirse en factores facilitadores del movimiento. Me refiero a una necesidad existencial que considero imprescindible, que es necesario desmitificar del contrapunteo enemigo/amigo para verlo conceptualmente inscrito en los ámbitos del movimiento que determina las dialéctica de la vida y de la naturaleza. Es en esas circunstancias que se requiere perder el miedo a los cambios que son lógicos y naturales en el desenvolvimiento de la vida en sociedad. Considero que es imprescindible identificar y tener muy en cuenta estas circunstancias para actuar en consecuencia y seguir adelante rumbo al futuro.
Así lo pienso y así lo expreso en uso de mi derecho a opinar y proponer, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.