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Crónicas Cubanas

Por Félix Sautié Mederos

En algunas ocasiones, he expresado que en nuestra realidad
existencial vivimos siempre en el presente, y pienso que nunca deberíamos olvidarlo ni enajenarnos al respecto aunque se nos induzca a ello, porque el pasado ya sucedió y, si lo analizamos profundamente, resultó ser un presente sido de quienes lo vivieron que no se volverá a reproducir; mientras que el futuro está por llegar y, cuando llega, se convertirá en un nuevo presente que deberíamos interiorizar, si estamos incluidos en sus ámbitos existenciales, tan pronto tomemos conciencia de que hemos arribado al tiempo que vislumbrábamos en perspectiva de futuro; y, entonces, lo percibiremos como si estuviera encima de una noria que nunca se llega a extinguir porque siempre habrá por delante un nuevo futuro.

Reflexiono sobre un concepto de ubicación en el tiempo real en que vivimos, que podemos concientizar cuando nos damos cuenta de que estamos inmersos en la realidad que en verdad es; y que va
transcurriendo temporalmente, de tal manera que a veces nos da la impresión de que se está consumiendo en sí misma y/o de que nos estamos consumiendo nosotros dentro de esa realidad objetiva. Procuro analizarlo profundamente para tratar de comprenderlo en toda su extensión tal y como pretendo hacer, aunque de primera instancia pueda resultarnos complicado. Especialmente lo planteo para no dejarnos llevar por falsas ilusiones ni por espejismos inducidos, los que de conjunto poco o más bien nada pudieran aportarnos algo que sea verdaderamente objetivo.

Dado la inercia que me rodea y que percibo en mis coetáneos en la actualidad, quiero abordar pues en mi crónica existencial este asunto conceptual referido al paso tiempo que vivimos en el espacio en que nos encontramos enclavados, que de acuerdo con la vida en la naturaleza es siempre un tiempo limitado en la estructura material que adoptamos sobre la tierra. Por tanto, no deberíamos desperdiciar nuestro presente, ni permitir que nos lo desperdicien porque cuando transcurre se pierde definitivamente para todos. Además, de manera inexorable en nuestra vida terrenal cumplimos un ciclo de nacimiento, desarrollo y muerte que absolutamente nadie ha podido eludir.

En consecuencia, a partir de estas concepciones filosóficas, quiero llamar la atención de mis lectores de Crónicas Cubanas, de que es en presente que tenemos que actuar para resolver nuestros problemas, lo que no constituye óbice para que se tenga una perspectiva de futuro o incluso una utopía rectora del que hacer existencial. Pero lo que resulta ser verdaderamente objetivo diría yo que crucial, es que aprendamos que lo importante es actuar en el presente y que por tanto no es recomendable esperar a que las cosas por sí solas se resuelvan solo en el futuro. Esto es muy importante comprenderlo adecuadamente como actitud de vida, porque cambia radicalmente nuestras concepciones al respecto de nuestro quehacer cotidiano, principalmente en los momentos difíciles en que se nos diluye el presente en pos de construir un futuro que se extiende en el tiempo como si fuera el folclórico e hispánico “cuento de la buena pipa” que se repite y se repite sin que se exprese su contenido en realidad. No estamos ante un juego de palabras, en mi opinión estamos ante una realidad existencial que exige una reflexión profunda porque se nos escapa en medio de frases y consignas que son solo son eso, frases y consignas.

Planteo esto en mi “Crónicas Cubanas”, al respecto de la realidad que testimonio no porque esté en contra de la resistencia y/o del sacrificio para construir un futuro mejor, sino porque entiendo que hay que actuar en presente para construirlo. Planteo conceptos con los que no se debería jugar burocráticamente en abstracto, porque implican el consumo de la vida sin que se logre nada verdaderamente efectivo. Ahí se encuentra el meollo de las realidades del momento actual, que silenciarlo o no tenerlo en cuenta deviene un problema existencial controvertido que puede ser muy dañino para el conjunto de la sociedad y que habrá de trascendernos en el tiempo mientras que consumimos nuestro ciclo de vida. Se requiere, pues, de un análisis profundo, que parta del respeto irrestricto de los derechos inalienables que son inherentes a la condición humana, para comprender que el presente nos consume y se consume mientras que no se logre nada que realmente satisfaga nuestras necesidades y nuestros más genuinos intereses. Comprenderlo y actuar en consecuencia unos para ejercer sus derechos y otros para tenerlos en cuenta, respetarlos y facilitarlos, es crucial para el buen desenvolvimiento de la gobernabilidad en el mundo que nos ha tocado vivir, lo contrario podría ser un caos en perspectiva. Son pues, mis consideraciones y mi pensamiento referidos a la actitud existencial desde la cual deberíamos plantear nuestros reclamos del momento y proceder en consecuencia; porque la vida sobre la tierra es una y todos tenemos derecho a vivirla en la mayor plenitud posible. Interiorizar estas concepciones filosóficas y estas realidades que las sustentan, puede cambiar radicalmente nuestras actitudes en la vida, porque para el cambio necesario tenemos que comenzar por cambiar nosotros mismos.

Trato, por tanto, de plantearlo filosófica y existencialmente; aunque quizás solo sea como una voz que clama en el desierto en mi 78 aniversario. Así lo pienso y así lo expreso en mi derecho a opinar, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.