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activismo, anarquismo, capitalismo, ciudadanía, Daniel Pinos, debate, democracia, derecho, desigualdad, economía, economía de mercado, espacio público, Estado, explotación, Francia, Francois Hollande, izquierda, Ley El Khomri, libertario, reformas, represión, resistencia
Por Daniel Pinos
Los trabajadores y trabajadoras y los jóvenes de Francia llevan desde el pasado mes de Marzo movilizándose con huelgas, manifestaciones y ocupaciones, contra la llamada Ley El Khomri (en referencia a la Ministra de trabajo Myriam El Khomri). Al dictado de la Unión Europea y la Troika el Gobierno francés, como tantos gobiernos europeos, pretende acabar con derechos históricos de las y los trabajadores franceses.
Esta ley, pues, es un proyecto mayor de contra-reforma, el sueño de la gran burguesía, del capital financiero y de su mando unificado para terminar con el Estado Social de Bienestar que subsiste desde 1945. Es decir, revisar negativamente los logros y conquistas acumuladas desde el Consejo Nacional de la Liberación en 1945-1946. Una Europa dominada por el neoliberalismo se convirtió en terreno abonado para,
finalmente, intentar forzar un gigantesco retroceso de las conquistas sociales. En resumen, la pretendida “reforma” de la Ley Khomri se propone la disminución del coste salarial, el aumento de la jornada laboral, la arbitrariedad de los despidos, la precarización del empleo, el reemplazo de la negociación colectiva por el acuerdo interno en las empresas. O sea, el retroceso a un capitalismo más cerca del siglo XIX que del XXI, un retroceso de las conquistas obreras obtenidas en más de un siglo de luchas.
La reforma ha provocado no solo el rechazo de la clase trabajadora y la juventud sino un repudio masivo en la sociedad. Desde el mes de marzo se vienen sucediendo las manifestaciones, en medio del llamado Estado de emergencia (1) que restringe la circulación de personas, el cierre de lugares públicos para evitar encuentros y asambleas públicas. Una Ley que, en esencia, se utiliza para reprimir la lucha contra la reforma laboral.
Tras protestas multitudinarias, sabotajes, enfrentamientos y la Plaza de la República ocupada en París (con el sonámbulo y a la vez revolucionario nombre de Noche, Levántate (Nuit Debout), albergando a miles de habitantes de las calles parisienses realizando asambleas horizontales para descifrar códigos organizativos y nuevas formas de afrontar la reforma laboral de Hollande, el movimiento libertario francés ha tenido una importante participación en oposición a los sindicatos de corte reformista y los grupos ciudadanistas, que nunca llamarían a una verdadera afrenta nacional para hacer una ruptura con la crisis de la izquierda mundializada y traidora a la dignificación del trabajo en todos los sectores sociales.
El jueves 23 de junio la manifestación en París transcurrió dentro de un perímetro limitado por vallas policiales y fuertemente controlado, un “corralito” al derecho a manifestación impuesto por Hollande. Toda la prensa tomó nota del retroceso de Valls y el gobierno en cuanto a su intención de prohibir la manifestación del 23 de junio. Pero, aunque el escenario más desfavorable para los explotados y oprimidos haya sido evitado, la “solución” alternativa propuesta por el gobierno fue una provocación, un intento de humillar a todos aquellos y aquellas que se movilizan desde hace casi cuatro meses contra una ley de profunda regresión social. No solo el “trayecto” fue ridículo sino que el dispositivo policial fue impresionante con más de 2000 policías desplegados, el barrio cercado por vallas y los manifestantes palpados y revisados hasta tres veces antes de llegar a la manifestación.
Los libertarios están muy activos en las movilizaciones. Participan en las manifestaciones, la construcción de las huelgas en distintos sectores y en el movimiento de coordinación para la ocupación de las plazas públicas. Tratan de trabajar todos juntos cada vez más y sin separatismos. Pensamos que la protesta general desde una posición libertaria, supera el rechazo esporádico de la destrucción del código de trabajo y actúa de manera más profunda contra el autoritarismo, la austeridad, el militarismo… El movimiento libertario tiene oportunidad para desarrollar una política y un proyecto de emancipación general.
La crisis de la izquierda es tan grande que tenemos un espacio político real para incidir en el pueblo francés. Los militantes libertarios trabajan para construir la convergencia de las luchas, la huelga general, la auto-organización y la auto-emancipación. Existe un corriente de simpatía que se desarrolla en este momento y trabajamos para cambiar de escala y atraer a la gente hacia una estrategia libertaria junto con todos y todas las que evolucionan hacia la ruptura con el ordo capitalista.
Una vez más la clase trabajadora y la juventud francesa con su lucha se convierten en una referencia para todos los trabajadores y europeos. En Francia, Portugal, Grecia, España, los gobiernos, tengan el signo político que tengan, aplican las mismas recetas que ordena y manda la UE y la Troika: reformas laborales, recortes, precarización del empleo, salarios de miseria y paro.
Más que nunca reafirmamos lo que se ha convertido ya en un lema de lucha: « Gobierne quien gobierne los derechos se defienden » porque no habrá cambio alguno si los trabajadores y trabajadoras no retomamos el camino de la movilización en la calle y en las empresas. La lucha de las trabajadoras y trabajadores franceses nos compete a todos. Si ganamos, será una derrota de las reformas laborales y un ejemplo a imitar para millones de trabajadores y trabajadoras y jóvenes europeos y en el mundo.
Esperemos que se impongan los intereses de la clase obrera francesa, y que no corran la misma suerte de los trabajadores cubanos, privados de derechos laborales ni sindicales por una oligarquía «de izquierdas».