Etiquetas
activismo, antiautoritarismo, burocracia, ciudadanía, consenso, Constitución, control ciudadano, Crónicas Cubanas, Cuba, cultura, debate, democracia, derecho, derechos ciudadanos, Félix Sautié Mederos, ideología, institucionalidad, izquierda, libertad de expresión, República, revolución, socialismo, sociedad
CRÓNICAS CUBANAS
Por Félix Sautié Mederos.
Por fin se culminó el esperado VII Congreso del PCC en medio de la más estricta compartimentación, lo que incluye que sus documentos básicos no fueran analizados previamente en las bases del Partido ni que tampoco se hubiera auscultado las opiniones de la población al respecto; tal y como se correspondería con la existencia de un partido único de la Revolución Cubana y como se ha realizado en Congresos anteriores. En definitiva, se decidió debatir los documentos con la militancia y con las organizaciones de masas y se televisaron los videos de algunas de las sesiones. Es como un volver hacia donde se debió empezar, quizás no completo, porque faltaría una consulta verdaderamente amplia con todo el pueblo; pero, ojo, no podría ser un proceso formal, porque sin el pueblo la brecha será cada vez mayor de lo que ya es; y me parece que las cúpulas no tienen mucha conciencia de ello.
No hay que ser un especialista para observar el hastío y la
desesperanza generalizada en el pueblo de a pie, lo que no podrá medirse solo por la opinión de determinadas vanguardias
“comprometidas”, olvidando lo que un indiscutible revolucionario, Ernesto Che Guevara expresó con insistencia en los escritos
imperecederos que nos legó, y lo cito textual: ”Sin embargo el estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce. Se nota una disminución del entusiasmo colectivo… es el momento de rectificar… La Revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario…”; añadiría yo: y para lograrlo la democratización, el diálogo abierto y la crítica objetiva son esenciales.
Lo que expresó Che en 1965 la considero una premonición profética de la actualidad que vivimos en estos momentos, en que el desánimo y el desentendimiento con lo estrictamente político en la población se manifiesta en diversas formas que afloran con fuerza en la sociedad, incluyendo a los que se están marchando del país en número cada vez más considerable. Porque si no se tiene en cuenta al pueblo de a pie y, especialmente, al derecho de los jóvenes a asumir los timones de mando de la sociedad en un proceso lógico, a tiempo, continuado y natural, no habrá quien realmente pueda participar conscientemente en los
procesos socios económicos y políticos que la edificación social requiere; sobre todo, seguir adelante durante el transcurso de los años. Ahí encontraremos la importancia de que el relevo se realice a tiempo, pero el tiempo se acabó y los plazos no se pueden continuar dilatando.
Otro criterio más de los muchos que Che dejó planteado al respecto de la necesidad de marchar con la población, es también una advertencia, que en mi criterio viene muy al caso: “Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No solo el dogmatismo, no solo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer…” Y, me pregunto al respecto: ¿qué es entonces el burocratismo, el autoritarismo y que son los tantos incumplimientos e insuficiencias que incluso se reconocen oficialmente?
Del evento en sí mismo en mi criterio muy personal, se desprende un primer problema muy esencial que es que el tiempo transcurre inexorablemente y no dará tregua alguna para que las cosas se sigan desenvolviendo con un ritmo contra natura. Ese hecho, aunque no guste y se quiera silenciarlo, se desprende de un análisis objetivo de la “realidad que realmente es” y no de la “que se quiere que sea”. Puedo decir que ello no constituye un problema sacado de la simple opinión de varios o incluso de muchos analistas, es algo concreto que no se puede ni obviar ni mucho menos controlar o conjurar con opiniones o con represión de las opiniones que lo señalen. Al movimiento de la naturaleza y de la vida, así como a la realidad objetiva, nada lo podrá detener.
Así tenemos que los que hace días tomaron determinadas decisiones, inexorablemente estarán más envejecidos cuando se publique esta crónica. Entonces, ¿hasta cuándo se va a dilatar el imprescindible relevo que exige el movimiento de la vida? Será hasta que los que tienen el “testigo, batón o bastón de posta” ya biológicamente no lo puedan entregar al relevo que viene detrás. Esto es algo muy serio que, si no se toma en cuenta, será la biología quien lo decida dramáticamente. El más de lo mismo que se ha reflejado por lo divulgado hasta el presente, ni mucho menos la negación cavernícola que algunos plantearon a un socialismo participativo y democrático pueden resolverlo. Inexorablemente, estamos bordeando el precipicio y no se ve la luz
Quiero terminar por el momento con otro concepto del Che, claro, está expresado en 1965 pero que, si se toma en cuenta en estos momentos, en mi criterio, es lapidario. Me refiero a sus definiciones de entonces sobre lo que es la población o masa, como la denominó. Lo planteó con sus palabras propias de la época. Tenemos pues que al referirse a las masas dijo textualmente: “Este ente multifacético no es, como se pretende la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas…”. Es cierto que han transcurrido muchos años más de 50 desde que el Che escribió esto, pero con independencia de que haya quien discuta los hechos concretos de que se parte en aquel momento, en mi opinión, la vigencia de los conceptos planteados se mantiene y hoy más que nunca antes.
De nuevo quisiera equivocarme, pero considero que el dilema está planteado y el tiempo que trascurrirá junto con la realidad objetiva de lo que suceda dirán la última palabra. En la actualidad opino que más que nunca antes es necesario lograr un consenso con el pueblo para salir adelante y para ello el debate y la democracia son
imprescindibles; si no se alcanzan, nada se logrará. Con consignas y “palabras mágicas” muy al uso por la burocracia política, no se van a resolver los problemas que tenemos por delante. Así lo pienso y así lo expreso en uso de mi derecho a opinar, con mis respetos por la opinión diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
Publicado en el periódico Por Esto! de Mérida, Yucatán, México , el lunes 25 de abril del 2016.