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América Latina, antimperialismo, autoritarismo, capitalismo, censura, corrupción, debate, EE.UU., Estatismo, explotación, ideología, izquierda, manipulación, medios, reformas, Rogelio M. Díaz Moreno, sociedad
Por Rogelio Manuel Díaz Moreno
Varios analistas apuntan a un llamado “fin del ciclo progresista” en lo relativo a los gobiernos de América Latina. Países como Ecuador, Venezuela, Brasil, y otros, vieron durante los últimos 10, 15 años, triunfar en las elecciones a fuerzas políticas con programas sociales de corte anti neoliberal. Sin embargo, escándalos de corrupción, protestas callejeras y otros desórdenes asolan hoy a varias de estas sociedades.
Si nos ponemos estrictos, tales gobiernos nunca se movieron mucho más allá de un reformismo keynesiano. No cuestionaron los fundamentos del sistema capitalista y extractivista de tales naciones. Durante la época de crecimiento económico, tuvieron éxitos por la inversión en programas sociales. En tiempos de contracción, las contradicciones sin superar de sus capitalismos los ponen en serias dificultades.
Los medios de la familia del Granma minimizan estos problemas y, sobre todo, los achacan a maniobras de la derecha tradicional. En esto último no les falta razón, nada más lógico para la derecha que fastidiar a sus adversarios políticos de la izquierda. Las
explicaciones se le atascan un poco a estos medios oficialistas cuando no pueden explicarse el papel de la izquierda en Ecuador,
“confundida”, que no apoya al presidente Correa; o cuando tienen que ocultar que el nivel de aprobación de Dilma Roussef anda por debajo del 10%. Un periodista como Ángel Guerra Cabrera insiste en que no hay tal fin del ciclo progresista, sino una contraofensiva y golpismo de la derecha.
A mí, estas últimas voces me recuerdan a aquellos que negaban, enardecidos, que en la Unión Soviética de 1989 hubiera más huecos que en el queso del estereotipo. Tanto entonces como ahora, los que apuntaban aspectos críticos de estos países, han sido tachados de confundidos ideológicos, hacerle el juego al enemigo, entre otras lindezas.
Lo que nos lleva rápidamente a otras meditaciones. Negar el retroceso de la izquierda, llamarlo avance de la derecha, parece un conflicto bizantino y muy ciego. Si uno es un conejo y se oye una jauría, sean galgos o podencos, sería sabio pensar cómo proceder.
Uno no es sabio, no tiene muchas respuestas, apenas un montón de preocupaciones. Brasil, Venezuela, andan entre los mayores socios comerciales de Cuba. En las relaciones comerciales con estos países, descansan hoy considerables, si no las mayores, fuentes de ingreso de nuestro país. Especialmente, por los programas de colaboración médica. Algunas fuerzas de oposición brasileñas y venezolanas se oponen explícitamente a la continuidad de tales relaciones, otras se manifiestan más conciliadoras. En todo caso, hay una espada de Damocles por ahí.
Los inversores brasileños se han destacado entre los más activos en Cuba. Esta situación se las ha facilitado también el ambiente favorable entre los dos países, y el hecho de que el gobierno del PT ha ofrecido extraordinarios apoyos y garantías financieras a Odebrecht y demás empresarios de allá. De debilitarse tal respaldo, las negociaciones alrededor de presentes y futuros emprendimientos serán mucho más complicadas.
Con Uruguay y Argentina también se mantienen buenas relaciones. Uruguay, por ejemplo, le condonó a nuestro país una deuda de varias decenas de millones de dólares. Cuba exporta productos farmacéuticos a toda esa región, importa alimentos, recibe turistas, etcétera. Si los importadores cubanos enfrentaran un ambiente más adverso, la población podía encontrar baches y desabastecimientos de mercancías, aún aquellas que adquiere en pesos convertibles.
Ahora veamos qué otro fenómeno se produce justo en estos momentos, que añade al mismo tiempo oportunidades y peligros. Me refiero al proceso de normalización de relaciones de Cuba con los Estados Unidos.
El capital estadounidense, sobre todo el de los cubano-americanos, se asienta de nuevo, poco a poco nuestro suelo. Es probable que se expanda rápidamente, a medida que continúe el proceso de erosión del embargo-bloqueo. Y los yanquis no van a venir a poner riquezas aquí porque sean “buena gente”. Si tienen más espacio para entrar, lo van a hacer, pero van a pretender acomodar el cuarto a su comodidad. Les convendrá desmontar cualquier principio de justicia social que obstaculice la explotación de las riquezas locales; sobre todo, la fuerza de trabajo.
No será imposible, pero sí difícil, lidiar con ello; sacar provecho de las contradicciones dialécticas entre las distintas sociedades en interacción. Tendría que empezar por existir, de este lado, un sistema socialista, popular, democrático, valiente y eficaz, para permitir la organización de la clase trabajadora de una manera adecuada para tal fin. Sin embargo, con el autoritarismo del presente
Partido-Estado-Gobierno cubano, y su empeño en reducir al pueblo al papel de fuerza de trabajo dócil, seguimos sin crear los anticuerpos necesarios para interactuar constructivamente con las fuerzas capitalistas del norte.
Si se hace más difícil la importación de los productos agrícolas del sur, tampoco faltarán las ofertas del norte. Esto depende mucho, por supuesto, de la evolución de la política de allá. En tal caso, no es difícil avizorar mucho maíz de Monsanto, mucho pollo con genes de ornitorrinco y cosas parecidas en el horizonte. Tal vez no sea tan diferente de lo que venía antes.
Pero si nos ponemos de verdad pesimistas, hay mucho más terreno donde perderse. Ahora Cuba solo puede comprar con efectivo en los EE.UU. Todos hablan de las ventajas de cuando puedan adquirir mercancías a crédito. Es verdad que será bueno, pero no se les olvide la otra parte. ¿En cuánto se puede montar una nueva deuda cubana con los EEUU, en unos meros diez años, en condiciones sin bloqueo? Y cada medio que se le deba a los estadounidenses, a sus bancos, a sus capitalistas, hará sudar sangre a este país. Con las ganas que esos señores del Norte le tienen a las etiquetas de socialismo, por despintadas que estén, no habrá chance de condonaciones, de pagos con productos biofarmacéuticos, de gobiernos amistosos que se hagan co – garantes, como a veces conseguíamos por el Sur. Claro, que un gobierno competente acá, sin ningún tipo de corrupción, responsable y que rinda cuentas al pueblo, evitaría tal complicación. Podría aprovechar lo bueno, y evitar lo malo. Pero sabemos que no es el caso. Van a poner nuestras gargantas en sus manos. Y ya sabemos cuáles son los peligros de eso.
Rogelio, a diferencia de los países del Alba de América del Sur, de Nicaragua y el Salvador actualmente con presidentes de izquierda, Brasil es un país inmenso con más de 200 millones de habitantes, constituido por una federación de estados, gobernado centralmente por un sistema de partidos de coalición encabezado (hoy) por un partido de izquierda y otros partidos de centro y de derecha. Los estados son gobernados por gobernadores de diferentes partidos de diferente orientación política, por ejemplo, el estado de São Paulo tiene más habitantes y un PIB mayor que Argentina y hace más de 20 años está gobernado por el partido que centra la oposición en el congreso brasilero, el PSDB. Brasil tiene una democracia estable con sus instituciones democráticas consolidadas, en estos momentos Brasil tiene tres crisis, la primera es económica, resultado, entre otras cuestiones, por un mal manejo de la economía en el primer gobierno Dilma, caracterizada por un crecimiento económico casi nulo y un índice inflacionario creciente, la segunda es la crisis de corrupción de la Petrobras envolviendo a las mayores empresas de ingeniería de construcciones y montajes (corruptores) políticos de diferentes partidos de la coalición de gobierno (corruptos) y funcionarios del alto escalón de la Petrobras, así como traficantes de internacionales de divisas (operadores del esquema de corrupción) estas dos crisis han desatado una crisis política que se desarrolla en el congreso nacional, por una parte, que tiene comprometida la gobernabilidad. porque la coalición de gobierno está divida por diferentes cuestiones relacionadas a las dos anteriores crisis y no le está dando sustentación al gobierno Dilma, así como por la acción de la oposición que está jugando su papel así como de una actitud “oportunista” en la procura de que se le haga un juicio político a la presidenta y a su vice del PMDB (centro derecha) para ver si hacen nuevos comicios para presidente, esa jugada de que se incluya al vice en el juicio político es porque la constitución brasilera estipula que a la salida del presidente el vice automáticamente ocupa la presidencia, pero hasta ahora, como dice el dicho de mi mujer brasilera, “eso es fuego de paja”, porque los órganos superiores competentes del estado democrático no han encontrado ninguna razón que le comprometa su mandato como presidenta de la república. Paralelamente a esto se vienen realizando manifestaciones populares pidiendo, entre otras cuestiones, el juicio político de la presidenta, contrariamente a lo que dicen en algunos foros de análisis de la problemática cubana, que son organizadas por la oposición política, eso no es verdad porque la oposición no tiene ningún poder de convocatoria para eso, ni siquiera han sabido capitalizar ese clamor popular, mucho menos es cierto lo que dice Evo Morales y Cristina Kirnes que es una conspiración de la CIA para desestabilizar a los gobiernos de izquierda de Latinoamérica, pero no seguir abundando en esa cuestión la resumo, como la manifestación de los indignados a la brasilera.
Con relación a los intereses de Cuba en Brasil pienso que no están ni estarán en juego ni en este ni en otro gobierno cualquiera que sea, en el caso de más médicos, le puedo poner como, ejemplo, hace más de 15 años unos alcaldes, si mal no recuerdo del Estado de Tocantins, contrataron a través de sus alcaldías médicos cubanos directamente con el MINSAP cubano, el equivalente al Colegio Médico de Brasil le hizo una jugada de no permitirle legalmente ejercer la medicina a esos médicos cubanos y los ciudadanos de esos municipios empezaron a hacer manifestaciones a favor de la permanencia de los médicos y tuvieron que dar marcha atrás, alguien se imagina si a algún gobierno federal de turno se le ocurre cancelar el contrato de más medico lo que se le forma es la de San Quintín en todo Brasil, además van a tener el apoyo de toda la sociedad en su conjunto que es muy sensible a los problemas de la salud y educación. El otro problema es el del Mariel, es cierto que a Lula el ministerio público lo está investigando por usar su influencia para favorecer contratos de empresa brasileras en el exterior incluyendo al Mariel pero un problema es Lula y el otro es el del contrato alguien piensa que los intereses brasileros se van afectar, por determinada actuación de Lula aunque la justicia lo encuentre culpable y van a tirar por la borda una inversión de casi mil millones de dólares, además con el asecho del capital americano e internacional actualmente en Cuba cual es el gobierno de turno que va a arriesgarse en tamaña estupidez, para no seguir abundando en esa cuestión parafraseando a Ñico Saquito, “nadie va a trabajar para el inglés” y mucho menos “os bandeirantes do século XXI, as empresas brasileiras”.