Por Orlando Ocaña Díaz
Durante la conferencia internacional Cuba y la economía mundial: desafíos, oportunidades e implicaciones de políticas, el investigador y profesor José Luis Rodríguez afirmó que “la realidad ha demostrado que no es tan sencillo, porque se trata de un cambio sistémico”, según reporta Progreso Semanal.
Esta afirmación concuerda con lo que viene aseverando la izquierda socialista desde hace rato en el patio, que cambio sistémico para nada significa “ajustes” o “reformas” en la economía, y lo que oficialmente no se acaba de decir por parte de las autoridades oficiales es cambio hacia dónde.
Por sus declaraciones también conocemos el por qué el 4 % anunciado de crecimiento en el primer semestre del 2015 no fue perceptible en la mesa del cubano, “el pago de la deuda sustrae una cantidad notable de recursos, y si eso no se pone en claro, la gente no sabe dónde se mete el crecimiento”.
Creo deberíamos aprender algo de los griegos, por lo menos allá se consulta con las masas los pasos a dar, aquí se negocia entre burocracia y acreedores a espaldas de la población; reveló Rodríguez que la renegociación de 15 mil millones de dólares de deuda externa cubana con el Club de París… marcan un escenario económico “acelerado” luego del 17 de Diciembre.
Agrego además que el desplazamiento hacia el trabajo por cuenta propia y las cooperativas no arroja una transición favorable, pues la fuerza laboral calificada no se aprovecha a cabalidad. Estamos, dijo, en presencia de un sector de servicios personales y gastronómicos, no una esfera de alta productividad y mientras esto se mantenga, no es el área que va a aportar los mayores recursos, aunque crezca mucho el empleo,
Progreso Semanal al referirse al entorno empresarial cubano cita las declaraciones de la investigadora Ileana Díaz, quien habló sobre las distorsiones en su estructura y funcionamiento, argumentando que la planificación rígida impide que las organizaciones innoven, cambien fórmulas y asuman riesgos, y que también caracterizan el entorno empresarial la obsolescencia tecnológica, desmotivación de la fuerza de trabajo, falta de recursos materiales y financieros, pobre infraestructura de calidad y escasos incentivos.
Los últimos seis meses, tras las declaraciones de Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre, han traído a colación distintos pareceres de la tecnocracia cubana, se habla más en términos económicos y se soslaya el tema político.
Por ejemplo, cita Progreso Semanal, que Anamary Maqueira, profesora de la Facultad de Economía (UH), considera que pueden identificarse potenciales áreas de recepción de capitales, teniendo en cuenta la experiencia de la inversión extranjera en Cuba, los sectores y objetivos priorizados; la trayectoria de las inversiones norteamericanas en la región; y las declaraciones de agentes no gubernamentales.
Asevera Maqueira que las principales áreas de interés mutuo serían el turismo, la agricultura y agroindustria, biotecnología, telecomunicaciones y petróleo. Las intenciones expresadas también miran a los materiales de construcción, proyectos de infraestructura, industria farmacéutica y transporte, fundamentalmente marítimo y asociado al turismo.
¿En que condiciones? Nada sobre el tema.
El economista e investigador del CEEC, Omar Everleny, al parecer no piensa en la pausa y la sin prisa, cuando acota que “hay que trabajar con rapidez, minimizar la discrecionalidad, tratar de ver no solo los grandes proyectos”, pues según él, “no tenemos tiempo para estar pensando en la cosa perfecta.
¿Cuál es para él la cosa perfecta?
Quién saca un poquito la cara para divisar algo de la economía política es el economista Juan Triana, quien según la publicación citada, advirtió que “el crecimiento tiene costos sociales, económicos, políticos… y hoy existe un debate grande sobre cómo se distribuyen esos costos. Cuál es el desarrollo que Cuba quiere; eso no está muy claro. Qué desarrollo nos hace más socialistas, más prósperos y sostenibles es algo que no está explícitamente en ningún documento, y está esperando por una discusión”.
Y me pregunto, ¿cuál crecimiento tiene costos sociales, económicos y políticos? Yo supongo que esté refiriéndose al regreso al capitalismo en el que esta nuestra burocracia empeñada.
Me vuelvo a preguntar ¿dónde está en nuestro país ese gran debate al que se refiere Triana sobre cómo se distribuyen los costos? Que yo sepa ese debate no está en la población, que es la que sufre las consecuencias de todas las medidas tomadas por la burocracia en las últimas dos décadas.
¿Cuál es el desarrollo que Cuba quiere? Bueno, hasta ahora, lo aprobado por los lineamientos es el regreso al capitalismo, porque de empoderar a la clase obrera nada se ha visto en los últimos años, al contrario cada día la pobreza se ensaña más en la población.
¿Que cuál desarrollo nos hace más socialistas, más prósperos y sostenibles? Eso no está esperando por discusión alguna, ni se divisa en la agenda gubernamental, todo lo contrario ha sido decidido por la burocracia olvidando la parte de socialistas.
Solo podemos lograr el desarrollo socialista con una participación plena y democrática del pueblo en todos los asuntos que le conciernen, todo lo demás es pura metratanca burocrática: que pretende sustituir la dictadura del proletariado por la de una burocracia de partido único: a toda vela hacia el capitalismo.
¿Adiós al socialismo? ¿ Es que existió un sistema socialista en Cuba? No me he enterado, yo conocí el castrismo y ahora se instala un pragmático capitalismo militarizado.