Por Félix Sautie MederosLa reciente tormenta de lluvias intensas, caída de granizos y descargas electrícas con inundaciones y derrumbes que en esta ocasión cobraron tres vidas y hasta el presente se han reportado 24 derrumbes entre parciales y totales así como aproximadamente unos 10 mil damnificados , todo ello en La Habana que suspira acosada desde hace tiempo por las no recogidas de basuras ni barrido de las calles en tiempo que se amontonan en espacios que ya van siendo característicos al respecto, y que algunos de los cuales han aparecido quemándose últimamente, en mi criterio muy personal constiuyen una seria advertencia de lo que puede sucedernos a los habaneros en lo adelante si continuamos coexistiendo con la desidia de una burocracia detenida en el tiempo, que no aparece por ninguna parte y que se activa ocasionalmente en los momentos de grandes contigencias para recorrer espacios y dar ordenes de evacuación y medidas extraordinarias , cuando lo verdaderamente necesario es una política sostenida en el tiempo de atención a nuestra Habana, la que como dice una canción muy popular de los VAN VAN “ya no aguanta más”.
Este es realmente un asunto muy serio que ante todo requiere que no se descalifique y se acuse de enemigos a quienes lo critican, claman y protestan, tal y como reaccionan los burócratas a partir del concepto de “matar al mensajero” en vez de reconocer y resolver el problema. Así lo abordan generalmente esos burócratas detenidos en el tiempo a que me refiero, y ante el enfrentamiento crítico a esas situaciones de desidia que se reiteran: como son el no barrido de las calles, la acumulación de escombros y de basuras que no se recogen en tiempo, el mal trato sostenido de peloteo y robos en el peso y en el precio de las mercancías a quienes acuden a los comercios para obtener productos que necesitan o desean; así como un mal trato que también se aparece en algunos de los establecimientos de los servicios básicos que son imprescindibles para la vida.
No me refiero solo a un asunto de la Defensa Civil organizada para enfrentar ciclones y tormentas que en mi criterio lo hacen bien; es esencialmente una cuestión del día a día que no se puede abandonar, ni mucho menos justificar con una información que lo justifica casi todo por motivos de causas externas silenciando las responsabilidades internas que son muchas. Responsabilidades y causas entre las que se destaca la constante mención a un bloqueo que verdaderamente es criminal, lo que muchas veces constituye una justificación de parte de los medios masivos y de los burócratas quienes se acomodan en vez de resolver los problemas a la espera de su necesario levantamiento. Hay que ser consecuentes y desde antes de que sucedan estos eventos extraordinarios e inesperados, realizar un trabajo sostenido de atención a los problemas que sufre La Habana, buscando sus verdaderas causas y planteándose soluciones e iniciativas de fondo que rompan el más de lo mismo a que se nos ha acostumbrado, aunque afecten el poder de quienes detentan los timones de mando de la sociedad y no saben realmente lo que se tiene que hacer para salir adelante, o no estén prestos a quitarse del medio si fuera necesario para abrirle paso a quienes tengan la energía, la capacidad, la voluntad y el entusiasmo para acometer lo que verdaderamente se necesita realizar a los efectos de resolver los problemas acuciantes que padece La Habana. En este orden de cosas, quiero afirmar que con estas líneas de acción actuales tan puntuales y del momento, que observo, pienso que tampoco se hará lo que hay que hacer para recuperarse del bloqueo cuando se levante. Así de sencillo, porque ante todo hay una necesidad urgente de voluntad y eficiencia política.
La cuestión a resolver en mi opinión, está en la centralización, el autoritarismo y la intransigencia que no admiten a la crítica, que no aceptan que en los problemas que tenemos que afrontar buena parte de la responsabilidad le corresponde a ellos y al sistema establecido, que cada vez es más obsoleto y que no le dan la necesaria participación a las personas, las que son tratadas de manera paternalista como objetos y nunca se acepta ni se les plantea la oportunidad de ser verdaderamente sujetos.
Sobre estas cuestiones no le puedo aceptar a nadie que me hagan un cuento más, porque vivo en Centro Habana, camino diariamente por sus calles y sitios para hacer ejercicios imprescindibles por mis dificultades al andar; estoy íntimamente ligado a los factores de mi barrio y asisto a las reuniones en que se analizan estos problemas, casi siempre sin respuesta por parte de las denominadas instancias que corresponden. Además, llevo trabajando dentro del proceso revolucionario desde época de la insurrección contra Batista hasta la fecha y no puedo comprender tanta desidia que solo se disipa cuando llegan las tormentas, los ciclones, los derrumbes y los problemas se agudizan.
Creo realmente como dijera una vez con acierto el Presidente Raúl Castro que estamos bordeando el precipicio; y también estoy de acuerdo, que en realidad la Revolución se desarticula y se destruye solo desde adentro y no desde afuera tal y como constantemente se nos quiere explicar por parte de l burocracia que siempre busca y culpa a los “enemigos” de todo, con una gran dosis de triunfalismos y de inculpaciones a la población por problemas de indisciplina social y/o por falta de pertenencia que realmente existen; pero que en mi criterio, habría que buscarle sus verdaderas causas en la desidia generalizada desde las instancias del poder hasta abajo.
Ya va siendo tiempo para resolver los problemas que podemos resolver y que constantemente se traducen en abandonos, intransigencias, dirigentes sin iniciativas que no escuchan a la población y que no son capaces de establecer el diálogo, y de resolver los problemas que les corresponden. Estamos a poco tiempo de que se conmemore el 500 Aniversario de nuestra Habana Maravilla y como dice otra canción muy popular “el cuartito está igualito”.
Así lo he pensado con mucha reiteración mientras que vivía las tormentas de hace algunos días en mi Rincón de Centro Habana y veía como las calles aledañas a mi casa se inundaban con los tragantes (cloacas) tupidos por las basuras y los desechos no recogidos. Así lo afirmo con el propósito de que quienes tengan oídos para oír, oigan; y que se resuelvan los problemas. Lo expreso muy especialmente con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
fsmederos
Publicado en Por Esto! el lunes 4 de mayo 2015
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