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antropología, audiovisual, autogestión, autoritarismo, ciudadanía, consenso, Constitución, control ciudadano, cultura, debate, democracia, derechos ciudadanos, desigualdad, discriminación, educación, espacio público, Estado, Iglesia, institucionalidad, libertad de expresión, poder, Rogelio M. Díaz Moreno, sociedad, sociedad civil
Por Rogelio M. Díaz Moreno
Varias personas me habían comentado, en las últimas semanas, haber visto una película de tema bíblico, en un espacio de la televisión de los domingos. Justamente, el pasado domingo encendí mi televisor a tiempo de ver las escenas finales del largometraje, con Russel Crowe, que representa el mito del Arca de Noé.
Muchas personas se quejan de lo que pueden ver los menores de la familia en ciertos programas que reflejan realidades que no son de su agrado. Hagamos el ejercicio, para ver cómo se puede aplicar a esta película sobre el Diluvio. La divinidad del Viejo Testamento se enfada porque las criaturas (que Él mismo hizo) se han comportado muy mal. Vamos a obviar la contradicción o inconsecuencia de que el Omnisapiente lo debía haber previsto, desde que zumbó a Adán y a Eva fuera del Edén. Entonces aplica un remedio ¿santo? Un verdadero planeticidio, con aquella inundación que no contempla niños, mujeres o ancianos. La película hace despliegue de un alto nivel de truculencia y efectos especiales, que trasmiten de lo más bien el mensaje traumático de que con Jehová el Exterminador no se juega.
Vamos a recapitular cuidadosamente este asunto. No pretendo con este escrito, en lo más mínimo, hacer una diatriba anticristiana ni nada de eso. Pero sí tengo mis razones para molestarme con los criterios de selección de esta programación.
El sistema que hoy en día determina que se abra un espacio regular para el cine bíblico, es el mismo que ayer censuraba escenas o películas, porque incluían un contenido religioso y le aplicaba una tijera de manera absolutamente inmerecida. Aquello era igualmente absurdo, porque trataban de mutilar espacios legítimos de la realidad, solo que el totalitarismo tenía la veta del ateísmo mal comprendido. En el día de mañana, pueden llegar a esa oficina del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) unas personas con una filiación de fe distinta, e imponernos su creencia particular en la programación.
La televisión cubana es oficial, es estatal, es pública, y es monopolio y responsabilidad del Estado. De un Estado laico, si vamos a creer todavía a la Constitución. Los artículos 8 y 55 establecen la separación de Iglesia y Estado; la igualdad de consideración para todas las creencias y religiones, y la libertad que tiene la ciudadanía cubana de profesar cualquiera de ellas, o ninguna.
Con este fundamento, se puede cuestionar que el ICRT decida trasmitir, en un espacio regular, materiales parcializados con una doctrina específica. Esto constituye una violación de la libertad religiosa de las personas que no profesan esa fe en particular. Por cierto, que viola también la libertad de las personas que sí la profesan, aunque sea menos evidente, porque obra en detrimento del carácter neutro que debe conservar el espacio público, colectivo, plural.
Cuantas veces sea necesario, repetiré que no me motiva ningún sentimiento anticristiano o de censura. Defiendo que, quien lo desee, debe tener toda la libertad de consumir, producir y divulgar los materiales religiosos que estime convenientes, como individuo o como congregación de esa fe. Debido al origen de nuestra población y cultura, además, con frecuencia será difícil soslayar reales obras de arte que se despliegan a partir de un trasfondo compuesto de estos temas. Por poner ejemplos simples y contundentes, los cuadros de los santos en los museos, la poesía de San Juan de la Cruz, los cantos gregorianos, un dulce Ave María… Estos constituyen patrimonios de la cultura que atesoramos, y esperamos trasmitir a las nuevas generaciones el fervor que nos despiertan a muchos.
Tampoco hay que cerrar la puerta a la posibilidad de que, en el futuro, una parte de los largometrajes religiosos u otras obras contemporáneas, se incorporen a esta relación por sus propios valores. Ahora bien, no hay que apresurarse a imponer en este espacio, obras explícitamente doctrinarias y a las cuales el tiempo no ha dotado aún de una respetable perdurabilidad en cuanto a la capacidad de movilizar los sentimientos humanos.
Vuélvase a notar la responsabilidad de un Estado Laico que debe tratar equitativamente todas las creencias. Nadie podrá negar la existencia de obras semejantes, pero relacionadas con las creencias del sincretismo cubano, las musulmanas, las de la Nueva Era, entre otras igualmente respetables que existen en nuestro patio. ¿O vamos a decir que, como algunas tienen mayor cantidad de practicantes, tienen más derechos que las otras?
Esta tendencia de los domingos se une ahora a las ocasiones en que han decidido trasmitir misas católicas por los días de Navidad, igualmente por la televisión del Estado. Por este camino se naturaliza la discriminación de otras creencias y de las personas sencillamente ateas. No olvidemos que una doctrina religiosa particular puede ser portadora de un paquete de conceptos morales y éticos que no concuerda en su totalidad con los paquetes de otras doctrinas o el de la persona que no tiene ninguna. Y que esos conceptos son exaltados, con no poca frecuencia en detrimento de los espacios y potestades de los demás. Por ejemplo, ya existen en nuestro país dos días feriados en honor de una religión específica, y ninguno dedicado a otros cultos igualmente populares. Es un deber ciudadano prevenir y oponerse a esta otra violación de nuestras libertades y derechos.
En resumen, que aplaudo a cualquier congregación religiosa que desee ejercer, sinceramente, su culto y su proselitismo por sus propios medios. Incluso, se pudiera contemplar que sostengan, con sus propios medios, sus propios espacios en los medios de divulgación modernos. Si en estos medios se aporta la debida información sobre el objetivo y la fuente de sus programas, permiten la elección informada al consumidor. Pero de la televisión del Estado, me sacan a la Iglesia.
Hola muy interesante tu artículo. Te diré que me hizo reir el título, también eso te agradezco, la risa y lo bueno del artículo. Además, no sabía que transmitían en Navidad programa religioso. Con la diversidad que hay en Cuba. Dónde lo religioso también se convierte en cultural, lo cristiano y lo africano, me refiero. Publico muchas veces tus artículos.
Saludos desde el norte, cercano a donde vive (dicen) el Papa Noel
Hasta la próxima
Amelia
Realmente has formado un tremendo arroz con mango en que te contradices y vas de atras a lanate, para al final, armar un texto que, en esencia, respira intolerancia por casi todas las letras, por más que afirmes lo contrario.. No veo cómo los «arreglos» que le hiciste aportan algo nuevo a la primera versión de esta diatriba que publicaste en «Havanatimes».
Déjame aclararte dos conceptos que, al parecer no tienes muy claros: El primero es el de «libertad religiosa». Esta se entiende como el derecho a profesar la creencia religiosa que quieras, o a no profesar ninguna, sin que por esto (Y esto es clave) tengas que sufrir ningún tipo de ataque o discriminación.
El segundo concepto que tienes bastante turbio, por no decir, torcido, es el de estado laico. Este término quiere decir que el estado no eleva a ninguna religión a religión oficial; ni hace proselitismo; ni impone ninguna religión a los ciudadanos; ni da preferencia a ninguna creencia religiosa sobre las otras que puedan profesar los ciudadanos; ni discrimina a los que no profesan religión alguna, puies todos son igualmente ciudadanos y gozan de los mismos derechos.. Y te digo que tienes bastante turbio el concepto, porque por tus palabras se desprende que para ti «estado laico» es sinónimo de estado ateo, o de estado antirreligioso, en lo cual estás en un grandísimo error, porque un estado laico, ni impone el ateísmo, ni ataca a ninguna religión, porque en este caso, estaría discriminando a una parte de la ciudadanía; y caería en lo mismo que supuestamente quiere evitar, pero al revés ¿Nos entendemos? En este sentido es acertadísima la afirmación que alguien (Curiosamente un papa), hizo ante el pueblo cubano: «Ningún estado moderno tiene derecho a hacer, ni del ateísmo, ni de la religión, uno de sus principios políticos». (SS: Juan Pablo II, La Habana, 1998)
Ahora, el estado cubano, más que laico, fue ateísta (y trato de imponerse en este sentido) y antirreligioso por décadas. Ahora que te quejas por haber visto una película de tema bíblico, cabría preguntarte si alguna vez protestaste cando se pasaba una película que atacara a la religión (es), de las no pocas que se pasaron por la tv cubana; o si sentiste que con eso se discriminaba a la no pequeña parte de los cubanos que profesan creencias religiosas ¿Protestaste alguna vez? Eso daría cierta coherencia a lo que dices ahora (Aunque no te dé la razón), pero yo apostaría a que nunca lo hiciste. ¿Nunca pensaste que esos ciudadanos religiosos eran tan cubanos y tan ciudadanos c omo tú, que tenían los mismos derechos, y que se podrían sentir discriminados? ¿O me equivoco? Hay prejuicias que no se quitan muy fácil, Rogelio, sobre todo cuando se ha vivido años con ellos, y más si se defienden en consonancia con el poder establecido.
Excepto en los países donde, desgraciadamente el estado sí impone una religión a sus ciudadanos, las televisoras publicas y privadas pasan de todo tipo de filmes, religiosos y ateos, y nadie de la ciudadanía protesta por ello, ni se le ocurre; y menos todavía se sienten discriminados, ni alarmados por ello. Sencillamente cada cual ve lo que le da su gana. Y punto. La Misa de Gallo en el Vaticano se ve en casi todo el planeta y nadie se ofende. El feriado de navidad existió en Cuba desde la colonia, y anadie se le ocurrió quitarlo hasta que llegó el desastre que convirtió a cuba en el único país en el hemisferio occidental en que no se celebraba la Navidad. asimismo, muchas festividades religiosas con siglos de tradición fueron eliminadas, prohibidas o despojadas de este componente. ¿Esto es lo que prefieres?, pero, vuelvo a la pregunta: ¿Y los demás . qué?
En Cuba el estado es el dueño de casi todo, tv incluida. No hay televisoras privadas ¿Entonces según tú la población religiosa no puede ver una película de tema bíblico o religioso? ¿Por qué razón? ¿Entonces las que critican o atacan la religión son las que deberían pasarse? ¿Por qué razón, porque son las que a ti te gustarían? ¿Y los demás no tienen los mismos derechos que tú?
Lo único más o menos salvable de todo este mamotreto que has «arreglado» es donde dices que deberían pasarse filmes donde se vean los puntos de vista o las características de otras religiones. Eso también ocurre en el mundo normal. Y nadie brinca tampoco por eso.
Por tanto, no me queda otra que repetirte el sano consejo que tantos ya te dieron en «Havanatimes»: Si no te gusta, cambia el canal, o apaga la tele; Y en paz
Lo que jorgealejandro1 se calla es el por qué pasan AHORA estos filmes. ¿Será porque le conviene? Claro que tiene todo su drecho a defender lo que le convenga; pero es muy poco demócrata reprocharle a Rogelio que lo haga.
Para dar lecciones de democracia se debe ser más tolerante.
Octavio:
Para dar lecciones de lo que sea, y más si se pretende dar lecciones, lo primero que hay que ser es coherente. Rogelio tiene todo su derecho a ser ateo; no es ese el problema: A lo que no tiene derecho es a exigir que solo su punto de vista sea el que prevalezca. Lo mismo diría si lo que defiende lo hiciera desde el punto de vista religioso. ¿Por qué pasan ahora estos filmes? Puede haber un montón de razones honestas o turbias. Quizá las mismas o parecidas a aquellas que un día se invocaron para que los creuyentes cubanos integraran un partido que, por principio negaba la existencia de Dios. pero aquí lo que cabría criticar entonces esa faceta de Tartufo que desde siempre ha tenido el gobierno cubano, y no el que pasen una película (Que no tiene nada de proselitista, por cierto) en la tv.
Cuba antes del 59 era también un estado laico, ¿O nadie se acuerda? pero era también un país muy religioso. Y había escuelas religiosas, algunas de las cuales tenían bien merecido prestigio por la excelencia de su enseñanza. Se celebraban las navidades y los Reyes, y eso nunca le hizo daño a nadie. ¿Qué eran esas trochas, parrandas y verbenas que se celebraban en nuestros pueblos del interior, y que han dado , incluso fama a algunos de ellos? La inmensa mayoría festividades religiosas dedicadas al santo del pueblo en cuestión, y que databan de la colonia. Esas fiestas, o fueron eliminadas en su mayoría, o cambiadas a la fuerza para quitarles el componente religioso. La mayoría de los grandes próceres y pensadores de la Cuba anterior al 59 profesaban alguna creencia religiosa. Lo del ateísmo a la fuerza, fue otra metedura de pata por imitar a los “hermanos soviéticos”; pero los “revolucionarios” de ayer y de hoy, en un gran porciento, o eran cristianos (Con bastantes escapularios y medallas de Cachita que bajaron de la sierra); o caminaban o caminan la brujería como el más pinto (Ambas variantes incluidas) ¿Estamos? ¿O ya nadie se acuerda que Celia era santera; y que el líder tuvo sus conffrontaciones con babalawos de prestigio (Hasta en África, por más señas)por aquello de “resguardarse”) Vamos a no escupir para arriba que, en este sentido “aquí el que no tiene de congo, tiene de carabalí”. Que mucho oficial del MINNINT y mucho internacionalista tiene un exvoto colgado en el Cobre junto a la medalla del Nobel de Hemingway, o le ha hecho alguna promesa a San Lázaro.
En definitiva, nada más cierto que ese dicho popular: “Aquí todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena.
Con respecto a lo quie me dice de ser intolerante,le confieso que sí: Soy intolerante con la intolerancia. Y no acabo de ver lo de la «conveniencia», porque, en la concreta, yo sí veo de todo en mi tv sin ningún problema, y nadie se mete en eso, porque, afortunadamente, ya no vivo en Cuba.
Y, la próxima vez que quiera debatir, menos ataque al mensajero y más argumentos, por favor.
La Biblia en su conjunto es uno de los libros más importantes de la Cultura Universal (realmente es una compilación de libros escritos en diversas etapas), incluso ubicado más allá de las concepciones religiosas que en su contenido se plantean.
El Nuevo Testamento es un libro de Ética por excelencia que quien se plantee estudiar Ética, debería conocerlo para considerarse medianamente informado al respecto.
Quiero recordar el brillante uso de la Biblia expresado por el Canciller Raúl Roa en sus intervenciones internacionales. No me extiendo en estos detalles, baste tener un mediano conocimiento de la Historia Universal para conocer la cultura bíblica muchas de las grandes personalidades no específicamente religiosas.
Por tanto en cualquier estación de televisión del mundo, que se respete, en su programación no es nada extemporáneo ni falto de respeto a sus televidentes que se proyecten películas con temas bíblicos junto con la diversidad de temáticas culturales a transmitir.
Desconocer la Biblia sin leerla es inconsecuente además de inculto e intolerante, tan intolerante como los que se niegan a publicar cualquier otro libro de la cultura universal como podría ser por ejemplo El Capital de Carlos Marx.
Esa es mi opinión con respeto a todas las opiniones de los demás y sin querer ofender a nadie en particular
Estimado Felix Sautié
He tenido la oportunidad de leer bastante la Biblia y, como usted bien expresa, tiene pasajes ejemplares que recomendaría plenamente a mi hijo. Tiene otras cosas con las que no estoy tan de acuerdo. Pero ese no debe ser el punto más importante.
Lo que trato de defender es que no se pongan (ni se recorten) arbitrariamente, materiales de religiones específicas, sean las que sean, por los medios estatales, por decisión de individuos con X poderes. Se podría pensar en una programación equilibrada. O dejar el espacio en blanco, neutro, para no causar disgustos a nadie. Lo que sería ideal sería dejar el debate planteado democráticamente, de manera que la sociedad civil decida de manera que sea a la vez democrática y respetuosa de mayorías y minorías, si se va a poner un tipo de programación u otro. Mientras esto no ocurre, ningún tipo de estructura estatal fuera del control de la ciudadanía, debe arrogarse la potestad de poner una programación de un tipo religioso, por muchos valores positivos que tenga, por el problema de la discriminación que eso representa contra las personas con otras religiones o sin ninguna.
Tal parece que para algunos Cuba surgió del mar después del 59. Rogelio, antes del desastre se pasaban todo tipo de materiales, y nadie se sintió ofendido, ni nadie se vio en la necesidad de pedir un referendum para determinar lo que se ponía o no en tv. Toda la censura, incluyendo la religiosa, vino después. Como a la camarilla le dio por ser más marxista y más atea que nadie; y comer más catibía que nadie, pues pasó lo que pasó.
Y te repito, tu pensamiento no es más que reflejo de ese disco que te grabaron en la sesera: El de la intolerancia, y el de «Aquí solo se pone lo que se amolde a mis esquemas; y a mi «ateísmo científico»
Grábate bien esto de una vez y por todas: No se pueden respetar y defender los derechos de unos, a base de irrespetar e ignorar los derechos de otros. Que en Cuba esto se haya hecho impunemente y respaldado solo por la fuerzxa, no le da validez; al contrario, se la resta totalmente.
Amigo Rogelio la Biblia no es exactamente un libro religioso, aunque es un libro en el cual se basan las denominadas religiones del libro : Juadaísmo, Cristianismo y la Maometana.
La Biblia es un libro complejo escrito por múltiples relatores en el tiempo que narran una parte de la Historia Universal así como la interpretación del munod de quienes lo escribieron, que es necesario conocer y estudiar para tener una cultura medianamente informada.
Por otra parte cuando por la televisión se pasan documentales sobre musica, bailes y cultos sincréticos es una expresión de libertad religiosa al igual que se pasen materiales sobre conceptos cristianos, sincréticos mahometanos etc. porque la Relgión forma parte de la Cultura Universal..
El problema está en que se pasen de todos y las iglesias tienen razón de ser porque forman parte de los sentimientos huamnos.
La política más equilibrada al respecto es la política del macro ecumenismo porque la intolerancia ya sea del ateísmo o del dogmatismo religioso van contra las sentimientos de los seres humano.
Yo soy católico de formación, estudios y convicción y como católico me uní a la lucha contra Batista inspirado precisamente en el Evangelio de Jesús de Nazaret que lo considero un libro Revolucionario por excelencia, en el que por cierto se hace una profunda crítica a la explotación de los seres humanos y del egoismo. Tengo varios libros publicados al respecto y respeto el pensamiento diferente y la libertad de cultos y religión, En consecuencia soy contrario a la intolerancia , sea la que sea.