Por Félix Sautié Mederos.
Crónicas Cubanas
Cuando se leen con detenimiento las informaciones sobre los resultados de la economía cubana que generalmente se publican al final de los semestres y de los años ya provengan del Consejo de Ministros o de la Asamblea Nacional del Poder Popular, como es el caso de las últimas semanas en la prensa local, que por cierto son breves y generalmente incompletas lo que he señalado en algunas crónicas anteriores (1), nos podemos encontrar con un conjunto de frases manidas, repetidas y justificativas que califican los constantes incumplimientos que se producen en los principales renglones de la producción y de los servicios, tales como: insuficiencias internas, bajos rendimientos, no llegada de los suministros en tiempo, deficiencias organizativas, condiciones climáticas adversas, baja productividad, indisciplina laboral, falta de sentido de pertenencia y últimamente desaceleración, incluyendo otras más similares o parecidas que sería extenso citar.
En este orden de cosas, se puede decir que los debates de la Asamblea Nacional del Poder Popular publicados en el periódico Granma del pasado 7 de julio, en un reportaje titulado Recuperar ritmos de avance que aseguren el desarrollo socialista sobre bases sostenibles e irreversibles no son ni mucho menos una excepción de lo que expreso; y creo necesario comentarlos brevemente porque pienso que si no realizamos un análisis profundo de las verdaderas causas que subyacen en el fondo de estos resultados y dialogamos entre todos en búsqueda de las realidades que caracterizan a la economía nacional, así como de las soluciones en consensos generalizados, realmente todo seguirá igual y se continuarán repitiendo hasta el cansancio los mismos problemas y las mismas justificaciones. Recurro a la experiencia reiterada durante hace ya largos años, sólo habría que hacer un poco de memoria para comprobarlo.
Las realidades y la vida son lo verdaderamente determinantes y no se pueden modelar voluntariosamente por mucho que se intente maquillarlas con frases acuñadas y ocasionalmente grandilocuentes, así como con el uso de la descalificación, la exclusión o el amedrentamiento de quienes intenten confrontarlas.
El asunto es que poco a poco nos hemos ido acostumbrando a todo eso, lo vemos como normal y se va desarrollando un verdadero conformismo rodeado de consignas cada vez más vacías; sin plantearnos las cuestiones que en mi criterio muy personal resultan esenciales en los procesos económicos, productivos o de servicios, como lo es tener muy en cuenta al factor más dinámico de los desenvolvimientos económicos, que son las fuerzas productivas y específicamente las personas que intervienen en estos procesos, las que muchas veces he repetido que se conciben simples fichas de un ajedrez político y social que puedan ser movidas libremente, sin tener en cuenta sus legítimos intereses, sus derechos humanos inalienables, así como el estímulo objetiva y subjetivamente verdadero para dinamizar su trabajo porque, como expresó Carlos Marx, el hombre antes de pensar en política pensó en comer. Esto parece que lo olvidan sistemáticamente quienes tienen que ver con el desenvolvimiento de la economía cubana, que piensan y actúan como si todo se pudiera resolver con sus propósitos, lineamientos, planes, procedimientos y medidas tecnocráticas sin la movilización ni el estímulo material y moral así como sin alcanzar el entusiasmo y la credibilidad de las personas en torno al Proyecto Económico del cual se pretenden recuperar los ritmos de avance que aseguren los desarrollos socialistas sobre bases sostenibles e irreversibles.
Precisamente cuando se plantean desarrollos sobre bases socialistas, está implícito el concepto de la participación más activa de las personas sujetos esenciales de una Sociedad Socialista porque lo contrario sería otro sistema distinto y no el que se proclama, tanto en las proyecciones, planes como en la ejecución sociopolítica y económica de la sociedad.
Si los proyectos y problemas no se hablan libremente, se consultan, se debaten, se informan y se le concede la más activa participación al ser humano en toda su extensión posible de acuerdo con sus intereses populares básicos en su conjunto, poco se podrá avanzar con consignas, medidas técnicas muchas veces impopulares o no, ni mucho menos con el uso de advertencias o amenazas de consecuencias a quienes sean incumplidores.
Hay de por medio un problema esencial de credibilidad, comunicación intersubjetiva, interrelación sistemáticamente cotidiana entre el pueblo y la dirección, así como de carencia de soluciones efectivas de los problemas esenciales e intereses básicos de la población; pero en esto se choca constantemente con una verdadera muralla conformada por orejas sordas y bocas mudas, por lo cual todo se desenvuelve a partir de un concepto de sálvese quien pueda o de resolver por cada cual, vocablo muy al uso y significativo en la Cuba de los últimos tiempos.
El pueblo para tener credibilidad y entusiasmo necesita del diálogo sistemático con el Gobierno, es imprescindible hablar con la población con respeto, sin descalificaciones ni advertencias severas, también es imprescindible que perciba resultados a favor de sus intereses básicos, que se tenga muy en cuenta sus preocupaciones esenciales; y, para ello ser escuchado con respuestas justas, coherentes y en tiempo, es esencial, porque no siempre todo se podrá resolver.
En mi criterio las dinámicas de gobernabilidad necesitan de una profunda reestructuración así como del respeto irrestricto por el libre albedrío y por los derechos inalienables de las personas; por ahí comienzan las soluciones y podría alcanzarse el entusiasmo por el trabajo creador de todos que es lo único que puede transformar la realidad subsistente. Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.
E-Mail: fsmederos@gmail.com
1) Ver ES CON EL PUEBLO, sin burócratas ni tecnócratas…, POR ESTO!, lunes 30 de junio del 2014, http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=335279
Publicado en Por Esto!, sección de cultura, el jueves 17 de julio 2014.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=338749
Félix:
La esencia de lo que planteas te la voy a decir en tres palabras: Ausencia de soberanía. Y me refiero a la verdadera, la que radica en el pueblo y no en el gobierno. Es por eso que el gobierno cubano se ha pasado más de medio siglo sin rendirle cuentas a nadie y peor aún, sin creer que tiene que rendirlas.
Se supone (Aunque esto en Cuba no se cumple, ni de lejos), que los gobernantes son servidores públicos que llevan a cabo la voluntad del pueblo; no los amos del pueblo, ni los dueños del territorio nacional. la soberanía no consiste en que cuatro gatos puedan legislar cuanto quieran, sino que legislen conforme a la voluntad popular, que se supone que los puso donde están para que lo hicieran. El gobierno no «concede» más o menos participación ciudadana, sino que su gestión no puede darse a espaldas a ella; y, mucho menos, en contra de ella, como estamos más que aburridos de ver en Cuba. La participación del ciudadano en los destinos de su país es un derecho, no una merced que los gobernantes tengan que conceder graciosamente. El estado no tiene derechos, los tienen los ciudadanos, que tienen la potestad de exigirle al gobierno y de hacerle cumplir su voluntad.
Y el que no esté dispuesto a reconocerlo así, no puede aspirar gobernar nación alguna
El pueblo cubano, más que falta de diálogo con el gobierno, lo que sufre es una total indefensión porque lo que no existe es que pueda imponerle su voluntad al gobierno. El gobierno es la expresión de la voluntad popular; ejecuta la voluntad popular. En Cuba ocurre exactamente lo contrario.
La soberanía no depende del capricho de los que gobiernan, ni de opiniones personales elevadas a decisiones de estado, ni del levantamiento del embargo, sino del poder de decisión del pueblo en el rumbo y el destino de la nación. En Cuba, esa voluntad está bochornosamente ausente hace mucho rato, de otra forma no se explican las medidas absurdas y las imposiciopnes kafkianas de hace más de 50 años, que se han tomado a espaldas del pueblo y en contradicción con la voluntad de este (De ahí los desastrosos resultados que mencionas), a no ser que se admita (Y me niego a ello rotundamente) que el pueblo cubano es un pueblo degradado, sumiso, cobarde y masoquista.
Eso es lo único que explica la desverguenza de Sivio Rodríguez cuando se bajó con aquello de que «el no sabía que la gente estaba tan jodida» ¿Qué nivel de compromiso muestra esto con el electorado que se supone que lo puso en el parlamento para que respondiera a sus intereses? ¿cómo puede ser expersión de la voluntad de la ciudadanía un tipo que no sabe cómo vive la ciudadanía;y, por lo que se vislumbra, jamás estuvo realmente interesado en saberlo? ¿Respondía al pueblo este sujeto? ¿A quién respondía entonces, que hacía sentado allí?
Cuba desde hace mucho, enarbolando las consignas de abolir las clases e instaurar la dictadura ploretaria se dividió en clases, la clase dominante con su bien organizado y beneficiado aparato represivo y los dominados y ese estatus no lo quieren modificar los herederos del poder que lógicamente, son seleccionados por la clase dominante, hasta que esto no cambie seguiremos revolviendo las mismas aguas, que ya se hacen fétidas.
Jorge Alejandro eso del estado de indefensión del pueblo, es un concepto que he planteado en varios artículos e incluso en mi libro «Socialismo y Reconciliación en Cuba, una mirada desde adentro» que te invito a leer fue publicado por la Editorial los Libros de la Catarata, Madrid 2007, y estoy de acuerdo que es el estatus real que tenemos.
Gracias por leerme y por tus aportes, el diálogo es muy importante.
Amigo Alejandro yo no sé si Silvio no lo sabía o si lo sabía, eso es su vida y su conciencia, pero yo vivo en Centro Habana en el barrio de colón y estoy muy adentro de mi pueblo y convivo con mis vecinos, SE PLENAMENTE LO MAL QUE ESTÁN MUCHOS que no tienen quien los ayude desde el exterior, también sé de muchas personas que han quedado muy solas y sin amparo familiar.
Pero tú no eres diputado, y Silvió sí; y, en su condición de diputado tenía obligaciones por las que responder para con sus electores. Tú, no. Lo que quiero decir que, con sujetos así en el parlamento ¿Puede esperarse otra cosa que no sea el desastre que están viviendo? Tú has hecho más como ciudadano, que Silvio como diputado, que no te quepa la menor duda.
Una declaración como la de Silvio le cuesta el cargo a cualquier parlamentario en un país normal, y no por renuncia, sino por destitución. ¿Alguien le ha pedido responsabilidad a Silvio por lo que se deduce de lo que dijo?
Y Silvio es solo un caso, sabrá Dios cuántos más hay por el estilo
El problema es que en realidad no hay un verdadero congreso, es una reunión en la que se repiten las cosas del pensamiento oficial y nadie allí las replica.
Entonces, volvemos al inicio: No hay soberanía. En Cuba no es el pueblo quien decide. Todo es una gran mentira
La solución puede estar en “La Constitución que necesitamos”: : https://cubanuestraeu.wordpress.com/2014/07/20/la-constitucion-que-necesitamos/
Claro que es necesaria una nueva constitución que, entre otras cosas, no contenga la aberración jurídica de declarar eterno algo que nunca ha existido, y que garantice las libertades y derechos inalienables y la separación de poderes, además del estado de derecho. Pero, además de eso, una constitución cuya letra se respete, porque, a decir verdad, a la presente, con todo y los absurdos que contiene, la usan de papel de baño cada vez que se les ocurre. Es por eso que lo que define un estasdo de derecho, que es que nadie esté por encima de la ley, es absolutamente imprescindible garantizarlo.
Regreso dobre el tema en mi nuevo artículo titulado Cuadrar la Caja. Si el pueblo no está al centro de todo no habrá solución posible. De acuerdo