Por Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas
En las últimas semanas una comidilla de comentarios se ha adueñado de la vida social en La Habana por causa del descubrimiento público de un masivo fraude académico en las pruebas de ingreso al nivel universitario correspondientes al próximo curso escolar, que ha implicado a profesores, alumnos y padres de familia en la venta y compra de las claves y contenidos de los exámenes de español, historia y matemáticas. Como consecuencia las pruebas fueron oficialmente anuladas para repetirse de nuevo; e incluso se han tomado acciones legales contra los presuntos culpables, incluyendo el procesamiento judicial así las detenciones de 8 personas entre las cuales se encuentran 5 profesores y una funcionaria de Educación hasta el momento en que escribo la presente crónica.
La prensa internacional lo ha reflejado profusamente y la prensa local en menor medida rompiendo su acostumbrado silencio de hechos de esta tipología. La conmoción en La Habana ha sido muy grande y quien pretenda ser cronista de su época no podrá desentenderse de un asunto tan comentado en público y lamentablemente significativo que afecta las esencias mismas de la estructuración moral de una sociedad, que está emitiendo señales de alarma ante todos nosotros y que día a día se impacta por causa de las inconsecuencias, las intolerancias al pensamiento diferente y a la crítica determinadas por un autoritarismo centralizado a ultranza que nos detiene en el tiempo y nos envejece aceleradamente desfasándonos del mundo de cambios que se desenvuelve en nuestro continente latinoamericano y todo nuestro planeta en general.
Confieso que la noticia y las informaciones sobre su impacto en su contenido me resultaron desconcertantes, aunque también debo confesar que no es la primera vez que esto sucede quizás sin la magnitud y la publicidad de esta ocasión incluyendo a los medios oficiales. Y digo que me resultó desconcertante por la participación de los padres de los alumnos que realizaron el fraude, los que compraron las claves y el examen en cuestión a los profesores y personas por un significativo precio en moneda dura (100 CUC), que no está al alcance generalizado del empobrecido pueblo de a pie. En consecuencia, una primera reflexión que ha acudido a mi mente es el sentido desmoralizador, de injusticia y de élites pudientes que plantea esta situación totalmente contradictoria con una sociedad socialista sostenible y estable.
Además la actuación de profesores en el hecho es otra inconsecuencia ética y moral que echa por tierra la vocación y la alta responsabilidad social que se contrae cuando una persona se dedica a la docencia. El fraude académico ha sido un mal siempre combativo en el que los padres y los profesores han tenido una acción de enfrentamiento de valor educativo y moral de fundamental importancia, pero ahora el nivel de desmoralización que implica este hecho en sí mismo plantea que seriamente en Cuba tal y como anunciara en cierta ocasión el Presidente Raúl Castro, lo que me permito parafrasear por el sentido oficial que en sí mismo tiene el planteamiento, hay impulsos que nos hacen bordear el precipicio.
Hace mucho tiempo que las campanas de alarma social están repicando con fuerza, alertándonos de una desarme social, por denominarlo de una manera comprensiva, que se está produciendo ante todos nosotros, mientras que una burocracia dogmática, autoritaria y todopoderosa continúa en sus trajines para sostenerse en sus timones de mando de la sociedad a toda costa, sin importarles para nada ni los mártires, ni la Historia ni el destino del pueblo de a pie a que tanto recurren en un lenguaje esquemático y vacío que nos está corroyendo por dentro.
Cuando se comienza a perder en muchos sectores de la sociedad, y me refiero muy específicamente a la nuestra, los principios de la moral y de la ética, comienzan una cuenta regresiva de autodestrucción que es imprescindible detener con la pasión por la verdad, el análisis de causas a profundidad, el diálogo de todos con todos y la consecuencia de vida. La represión como única medida en estos casos puede ser como aquello de dar palos de ciegos sin saber a lo que verdaderamente hay que abatir.
En la sociedad cubana hay muchas causas que la han estado horadando silenciosamente y que los dogmáticos de siempre se han ocupado en silenciar actuando en contra de la crítica objetiva y oportuna, potenciando el triunfalismo y la falsedad de vida que es, en mi opinión, el factor más determinante de lo que está sucediendo y que para detenerlo requiere de medidas drásticas de fondo en lo conceptual y en lo estructural que paralicen, neutralicen y eliminen la debacle, el escapismo, la falta de credibilidad y el hastío que nos vacían por dentro. Aquello de que cuando se cultivan vientos se recogen tempestades se está haciendo presente en la pérdida de valores. De nuevo tengo que reiterar que quien tenga oídos para oír oiga y actué en consecuencia.
Así lo siento y así lo expreso, con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsmederos@gmail.com
Publicado en la Sección de cultura del periódico Por Esto! el sábado 14 de junio del 2014.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=33&idTitulo=332057