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Por Rafael González Escalona
Cubanos, hagamos una pausa y pensemos un momento: ¿hay alguno de nosotros dispuesto a sacrificar su tiempo, su prestigio, su fortuna y estabilidad emocional a favor de un improbable cambio del estado de cosas en Cuba? Si la respuesta es no, estaríamos dándole la razón a la hipótesis que M me planteara el otro día acerca de que las opciones que tiene el cubano hoy ante los problemas de la sociedad son básicamente dos: o emigra o se enajena.
¿Será cierto entonces aquello que una tarde fenomenal dijo Elaine –como al descuido, pero que nunca he olvidado- que los cubanos perdimos la capacidad de indignarnos? Porque lo cierto es que mientras el repertorio de asuntos urgentes es más gordo que los folios del caso de Los Cinco, no pasa absolutamente nada.
A veces alguien tira una piedra a un espejo, y aplaudimos al ver ese reflejo hecho añicos, y el pequeño rebelde que llevamos dentro suspira aliviado pensando que se ha salvado otro día la revolución. Pero esos actos, ya bastante escasos de por sí, no hacen más que calmarnos el ego por un rato.
En la misma conversación a la que hago referencia al comienzo de este texto, M me confesaba que cada vez le da más vergüenza decir que es periodista, porque es como ser un bufón sin audiencia o un estafador socialmente aceptado (la interpretación es mía, no suya). Y me puse a pensar si existe alguna profesión u oficio que se libre de eso. Y la evidencia de que el agotamiento es sistémico la tenemos al comprobar que el basurero recoge los desechos cómo y cuándo le parece; que el médico tiene –conscientemente o no– instaurada la cultura del regalo como método de sobrevivencia; que el abogado solo está buscando cómo extraerle algunos pesos de más al cliente; que a los comerciantes no les basta con lucrar irracionalmente sino que encima pretende –y logra– robarte en la mercancía; que los maestros han confundido, en el mejor de los casos, la instrucción con la cultura, cuando no han llegado a sucesos como el de Waterpre.
Con semejante panorama, ¿qué nos queda? Al periodismo –periodistas mediante– le queda recuperar su responsabilidad social como bien público que es, y a la sociedad en general reasumir esa condición ética que –dicen– atraviesa nuestra historia y explota de tanto en tanto.
¿Y por qué, si las insatisfacciones son tantas y tantos perciben el problema y sus posibles causas no cambia nada? “No tenemos líderes”, me dijo M, “el no tener líderes es fatal para cualquier proceso de transformación social, por más inquietudes ciudadanas que hayan. Yo no tengo madera de líder”, añadió, “no tengo interés en sacrificarlo todo a cambio de la ingratitud probable de los hombres. ¿Lo harías tú?”
¿Lo haría yo? ¿Lo haría yo? ¿Lo haría yo? ¿Lo haría yo? ¿Lo haría yo?…
La pregunta quedó rebotando acusadora –acosadora– en mi mente. Le respondí con evasivas. Porque la verdad es que no sé. Probablemente no lo haría. Pero sospecho que si aparece alguien capaz de aunar las voluntades, de detectar la comunión de intereses en el rosario de insatisfacciones compartidas por los distintos sectores de la sociedad cubana, me parece que el comienzo de la transformación real pudiera empezar a tomar forma.
Así que ya saben: se busca líder para revolución social en un sistema más justo. Si conocen de alguno, díganle que me escriba al correo. Enemigos de la soberanía nacional y la igualdad, favor de abstenerse.
http://elmicrowave.wordpress.com/2014/06/12/no-es-pais-para-martires/
Muy buen texto (como todos los de Rafa González Escalona). Ahora, yo ya conozco gente que «dispuesta a sacrificar su tiempo, su prestigio, su fortuna y estabilidad emocional»: mis mis companeros y companeras del OC son ejemplo de ello, soy yo mismo. Nuestra gente ha perdido sus trabajos, escuchan nuestros telefonos… en fin… Pero pensar que para avanzar en las transformaciones sociales hacen falta lideres, sospecho que es reproducir una manera ya agotada de promover cambios en este mundo. Creo que necesitamos hacedores. Gente que haga cosas que conduzcan a convertir en obsoleto los actuales paradigmas que rigen a Cuba (y de paso al mundo entero). Rafa tambien es un hacedor, no hay dudas al respecto, Mis respetos y admiracion.
Andrea:-Desgraciada la tierra que no tiene héroes.
Galileo.- Desgraciada la tierra que necesita yhéroes.
( Bertolt Bretch, «Galileo Galilei)
Olvida los héroes, no los que personajes trágicos de la trama que nos entretiene, mientras, las cosas cambian cuando el poder que sostiene al poder se ha debilitado frente al nuevo poder que viene.