Por Isbel Díaz Torres

Amigo, amiga, los galgos ladran. ¿Será que cabalgamos? ¿Será que es tan incómoda nuestra postura que la rabia le da a estos señores grises por cometer errores? Hemos de bregar con estos lastres, pero sobre todo, hemos de denunciarlos. Ya el momento del silencio cómplice y agradecido ha quedado atrás.

Por supuesto, más que el pataleo, nos complace el hacer, la transformación directa de nuestro entorno, y la implicación colectiva de los seres que nos rodean. Pero si hemos de patalear, lo haremos tan fuerte que le retumben los oídos a quienes no quieren oír. Sobre todo, porque son tan groseros en sus procederes que imagino estén muriendo de vergüenza al ver que obtienen justo lo contrario de lo que buscan. Intentan silenciarnos, aislarnos, y logran más palabras, más acciones, más solidaridad.

No hay mucho más que agregar a tu sentida declaración, testimonio tremendo de manipulación, de cómo un grupo “secreto” intenta robarse nuestra Revolución, testimonio de una vida rica y azarosa que compartes con nosotrxs, lo cual no hace deudores de ti.

Estamos contigo. No ha habido tiempo de avisar a toda la gente del OC, por eso firmo este texto solo a mi nombre, pero sé que todxs o la inmensa mayoría, estarían dispuestos a abrazarte y darte las gracias.

Ya, cuando nuestra Asamblea se reúna, pensaremos qué hacer para estar a tu altura, y lograr que nos sientas a tu lado.

Un abrazo libertario color verde arcoíris desde La Habana.

Isbel