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Por Yasmín S. Portales Machado
Salí del aeropuerto de Miami muerta de hambre, como es usual.
No por los 45 minutos de vuelo, sino por las tres horas que pasé en el aeropuerto de La Habana, más una hora (de pie) en el control de aduanas norteamericano. Suman unas cuatro horas adicionales al tiempo de viaje real. Los vuelos internacionales cortos ponen al descubierto cuánto tiempo se gasta en seguridad en el mundo post 11 de septiembre.
Yo no tengo nada en contra de la seguridad aérea, pero si contra los precios de las cafeterías del “José Martí”. También agradecería un puestecito de perros calientes –con sus refrescos y su opción vegetariana– en el control de fronteras norteamericano. Podrían girar las ganancias a los fondos para la lucha contra el terrorismo, a la que es tan aficionada Washington.
La diferencia estaba en que este viernes 14 de marzo llegué para quedarme en la ciudad, y el nerviosismo por lo que haríamos era cosa compartida con mis compañeros de vuelo: los editores de Espacio Laical. Nada más y nada menos que una conferencia en Miami contra el Bloqueo organizada por CAFÉ, FORNORM, Generación Cambio Cubano, Cuba Educational Travel y apoyo del Latin American Working Group.
Se sabe, o se supone, que Miami es la base de operaciones de la parte más conservadora y rica de la comunidad cubana en Estados Unidos. Está documentado que aquí cocinó la CIA muchas operaciones encubiertas contra Cuba. También que hay gente que vive, literalmente, del Bloqueo y la Ley de Ajuste Cubano –gracias al contrabando de productos o personas–, y de los fondos del gobierno federal para “promover la democracia” en Cuba.
Sobre todo, Miami es un lugar cuya intolerancia política muchas personas comparan con La Habana, con el Miami Herald en lugar del Granma, Ileana Ros por Fidel y Vigilia Martiana como los CDR.
Ya instalados en el hotel Sofitel, nos pusimos al día con los ajustes impuestos al programa. El jueves en la tarde, el Departamento de Estado negó la visa a Jesús Arboleya, invitado como especialista en relaciones bilaterales, y, también a última hora, el permiso a moverse hasta Miami al Jefe de la Misión Cubana en Washington. No creo que el segundo aportara gran cosa al debate, pero jode que te hagan gastar tiempo y dinero para recordarte, cuando ya no hay margen de maniobra, el poder de los gobiernos sobre las voluntades de las personas.
Pasamos la noche recortando cartoncitos con los nombres de las personas inscritas y metiéndolos en sobres de plástico con prendedores. Además repasamos los menús, mi ponencia, la ropa y los comentarios sobre la conferencia en la red.
Yo junto a Lenier González y Roberto Veiga, de la revista Espacio Laical
Debo confesar que no esperaba que viniera tanta gente con actitud positiva, ¡más de un centenar! Solo un hombre llegó, dejó unos volantes denunciándonos por apoyar a la “dictadura castrista” y se retiró. Con un respeto que guardo como ejemplo para mi praxis futura, los organizadores dejaron los papeles disponibles para quien quisiera leerlos.
Las presentaciones tuvieron gran variedad temática, de la historia del restaurant Doña Eutimia –de vender cajitas de comida a ser recomendado por Newsweek como uno de los 101 mejores lugares para comer del mundo–, hasta cómo la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) pactó con Ronald Reagan el financiamiento de sus acciones terroristas a cambio del apoyo contra Nicaragua. Por el camino se habló del intercambio académico, los artistas cubanos, la importancia de inscribir votantes y recaudar fondos para que los políticos vean las ventajas de mejorar las relaciones con Cuba… hasta de la reconciliación por encima de eventos tan traumáticos como la Operación Peter Pan.
Las intervenciones sobre los intercambios pueblo a pueblo y el papel de la comunidad cubanoamericana fueron muy ilustrativas. Collin Laverty, Hugo Cancio, Silvia Wihelm y Geoff Thale hicieron un balance sobre sus valores, los límites legales de estas iniciativas y los recursos posibles para ampliar sus marcos de aplicación. De todos modos, hay consenso en que el objetivo final es que todo esto desaparezca, que la misma proliferación de los viajes resquebraje la política del Bloqueo.
Lo más instructivo para mí, fue la exposición de Guillermo Grenier sobre los resultados de la encuesta sobre las Relaciones Cuba – Estados Unidos. Fue realizada por el equipo bipartidista FM3 (firma de investigación de opiniones demócrata) y Public Opinion Strategies (la mayor firma republicana de encuestas del país) en enero de 2014 para el Atlantic Council.
Aprendí desde un ángulo completamente nuevo. No se trataba de sentimientos, deseos, experiencias (impugnables por puntuales), relatos sobre intrigas entre poderosos. Esto son números, una investigación con metodología clara y márgenes de error calculables. Esto es concreto y actual. Además, de la excelente exposición del profesor Grenier, acompañó las tablas con explicaciones sencillas de los procesos, basadas en su experiencia personal como investigador de las actitudes políticas de cubanoamericanos desde 1991.
Personalmente, lo que más me conmovió fue la participación de Antonio Zamora. Soy hija de un ex–miembro de la Marina de Guerra Revolucionaria, discípula de Eduardo Heras León y Fernando Martínez Heredia, a los cuales Girón cambió la vida. Darme cuenta de que compartía tribuna y ciertos objetivos con un integrante de la Brigada 2506 y fundador de la FNCA fue como un mazazo en la cabeza.
En su presentación, Zamora explicó que dejó la FNCA tras la sobrevivencia del régimen cubano al colapso de la URSS y sus satélites. Ante tal desastre en sus cálculos, revisó lo que creía saber sobre Cuba y acabó viajando a la isla en 1994: concluyó que no sabía nada sobre la Cuba real.
Hubo mucho debate. Dentro del salón, para los diversos paneles, y fuera, en corrillos de interés específico. La mayoría de las preguntas que escuché eran muy meditadas y respetuosas. Como casi siempre en reuniones de corte general, la cosa tiró más a la geopolítica y el comercio que a los problemas de las minorías –religiosas, raciales o sexuales. Igual, hubo una línea constante de inquietud sobre cómo articular la defensa de los derechos humanos para todas las personas a través de los cambios económicos que se vienen.
Comimos en el Versalles, se llaman el restaurante cubano más famoso del mundo, pero están en Miami… En realidad es una situación profundamente cubana.
El domingo, febril por un nuevo catarro y evocando el excelente arroz imperial, publiqué la ponencia en el blog y respondí un cuestionario de Sandra Álvarez sobre la experiencia para On Cuba.
Regresé a casa el lunes, asombrada por el servicio en el aeropuerto de Fort Lauderdale y el equipo de Xael Charters.
Hasta aquí todo muy lindo ¿no? Lo que empañó el idilio fue el silencio mediático. Allí estaban Voice of Russia, Reuters y otras agencias de prensa internacionales, pero de quienes informan a Miami, solo Progreso Semanal y Martí Noticias –quiero agradecer la seriedad de su nota. Más tarde, Miami Herald publicó un texto totalmente distorsionado (hablando del Granma).
¿Dónde estaban UNIVISON y CNN en Español? ¿Por qué ignorar una conferencia sobre Cuba si Cuba es casi “el tema” en el sur de la Florida?
Mientras, Cubadebate y Juventud Rebelde publicaron una nota de 318 palabras de Prensa Latina. No menciona que cuatro residentes en Cuba fueron. ¡Ni siquiera sacaron filón de que le negaron la Visa a Arboleya!
Cubadebate llegó a la vergüenza de insertar una foto de un acto de solidaridad con Cuba en Madrid –la incongruencia fue denunciada por el comentarista “gilberto” y la imagen eliminada. Todavía hoy incluyen un video protagonizado por Daniel Keohane, del think tank europeo FRIDE ¿alguien me lo explica?
Pasé el fin de semana en Miami, ¿qué les parece? Hablamos de Cuba, de lo malo e inútil del Bloqueo, y ni Vigilia Mambisa apareció. Yo, ex–militante de la UJC, le di la mano a un hombre de la Brigada 2506. Estamos de acuerdo en que nuestro país no necesita los permisos de Estados Unidos para existir.
Andaba por las nubes. Los silencios y las medias verdades de los medios de prensa más interesados en Cuba me devolvieron a la tierra. Esto es una primavera con una esquina rota, sin dudas. Bueno, ¿cuándo las esquinas rotas detuvieron alguna cosa en Cuba?
Tomado de Havana Times
“Erigir puentes” ¿Entre quiénes, entre la dictadura y sus víctimas? ¡Qué falta hacen los verdes! Yo ya lo había pronosticado ¿Recuerdan?: Les hicieron el caso del perro. Aqu{i en Miami, la guataquería a la dictadura, disfrazada de solidaridad y “reconciliación”, no camina.¿Porqué? Muy simple. porque aquí, unos más, unos menos, todos fuimos víctimas del socialcosadesa, y por aqlgo es que no vivimos en Cuba ¿A quiénes le van a venir a hacer un cuento chino aquí? ¿Cuántas veces dije que les harían el caso del perro a los cafungueros y comparsa?
Ahi lo tienen.
Yasmin, le has cogido el gustito a los viajecitos al Monstruo!!! Has hecho un modo de vida consiguiendo invitaciones a L.A.S.A. y a cuanto evento te puedas pugilatear para que te den el dinerito y venir a matar el hambre y disfrutar del Mundo Libre. No te critico por eso, soy fiel defensor de que cada cual resuelva sus problemas por cuenta propia, pero con esa actitud estas tomando ventaja de las diferencias entre EE.UU. y el gobierno mafio-castrista y haciendo lo mismo que los que criticas por lucrar con sus negocios de viajecitos, y trafico de chucherias. No le llames mas bloqueo, es embargo. Bloqueo es el que impone la dinastia castrista al resto de los cubanos.