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Alan Gross, Arturo López-Levy, Barack Obama, Condoleeza Rice, Conflicto Cuba Estados Unidos, Estados Unidos, Joe García, John Kerry, Raúl Castro
Por Arturo Lopez-Levy
Lecturer and Doctoral Candidate, University of Denver
Huffingtonpost.com, 2 de diciembre de 2013 – El anuncio de la suspensión de las funciones consulares de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, ante la imposibilidad de encontrar un banco estadounidense que le provea servicios financieros elementales, refleja la precariedad de las relaciones entre Cuba y EE.UU.
Incluso en un ambiente de relativa distensión, la existencia de imponderables asociados a las estructuras vigentes de hostilidad, como la presencia de Cuba en la lista de países terroristas del Departamento de Estado, o una crisis de salud del contratista Alan Gross prisionero en Cuba, podrían descarrilar los mínimos avances en las relaciones entre ambos países. Los decisores de política en Washington y la Habana deberían prever y evitar ese escenario.
Ninguno de los dos gobiernos quiere prescindir de las secciones de intereses creadas en 1977, durante la administración Carter. Cuba tiene en su primer consulado en Washington una entrada nada despreciable al mundo político de EE.UU. y la comunidad cubana en el exterior. A la vez, el gobierno norteamericano valora la utilidad de su oficina en Cuba. La ex Secretaria Condoleeza Rice afirmó en sus memorias que Estados Unidos quisiera replicar la experiencia de las secciones de intereses con Irán. Rice consideró que la oficina en La Habana permite a Washington informarse y tener un espacio de interacción positiva con la sociedad cubana, discutiendo asuntos de mutuo interés con el gobierno anfitrión.
Las oficinas de intereses son también misiones consulares donde ambos gobiernos otorgan visas. Es allí donde son relevantes las contradicciones de la política hacia Cuba expuestas por el reciente discurso del Secretario de Estado John Kerry ante la organización de Estados Americanos. Kerry enfatizó el compromiso norteamericano con los intercambios de viajes y remesas existentes entre los dos países. Casi que dijo que los viajes a Cuba deberían ampliarse pues los ciudadanos estadounidenses son "nuestros mejores embajadores".
El problema es que las visitas a Cuba de esos "embajadores de nuestros ideales, valores y creencias" – tan admiradas por Kerry- están limitadas por la ley Helms-Burton. Estados Unidos ha decidido limitar su capacidad de influir en la sociedad cubana en la esperanza de que un día, carente de divisas, el gobierno cubano colapse. Ni Kerry ni el presidente Obama han dicho cómo piensan zafar el nudo que a una estrategia estadounidense de "ideales, valores y creencias", impusieron en 1996 los reclamantes de propiedades perdidas, partidarios del acoso y el aislamiento contra Cuba.
Los defectos de esa mala política se agravan con la suspensión de servicios consulares en la oficina de Cuba en Washington. Incluso las limitadas visitas de "nuestros mejores embajadores" a Cuba podrían desaparecer debido a la negligencia de la rama ejecutiva. El departamento de Estado no acaba de sacar a Cuba de la lista de países terroristas del Departamento de Estado, a la cual no pertenece. En lugar de emplear el dinero del contribuyente en perseguir verdaderos terroristas, el departamento del Tesoro ha redoblado sanciones contra las operaciones financieras con Cuba. El resultado es la imposibilidad cubana para tener cuentas mínimas, efecto directo del pánico impuesto a los bancos por la persecución del Departamento de Tesoro, que ha llegado al absurdo de perseguir las cuentas de un congreso de iglesias evangélicas latinoamericanas en La Habana.
Con la sección de intereses de Cuba en Washington sin cuenta bancaria, el costo de oportunidad de esa política irracional hacia Cuba aumenta. Tanto el presidente Obama como el secretario Kerry han reconocido que en Cuba han ocurrido cambios importantes. Sin embargo, al limitar en la práctica los viajes a Cuba, EE.UU. perjudica al sector no estatal emergente. ¿Cómo puede Kerry pedir apoyo hemisférico para demandar cambios políticos en Cuba, cuando Washington dificulta los cambios que ya han tenido lugar?
El discurso del presidente Obama en Miami sobre la necesidad de una política "más creativa", y su reconocimiento de que en Cuba están ocurriendo cambios va en la dirección correcta, pero no es suficiente.
Como dice un proverbio chino, "encender una luz es más importante que maldecir la oscuridad". A la altura de un segundo mandato presidencial, Obama debería respaldar sus denuncias sobre el anacronismo de la política hacia Cuba con acciones más profundas que unas negociaciones ligeras con la Habana sobre rescate y salvamento.
La suspensión de los servicios consulares ha sido una clarinada para Miami. Ha alertado sobre las posibles consecuencias nefastas para los viajes familiares de la inclusión politiquera de Cuba en la lista de países terroristas del departamento de Estado. La clara responsabilidad de la política estadounidense en la suspensión de las funciones consulares cubanas ha puesto en segundo plano las limitaciones y excesivos costos que el gobierno cubano impone a sus emigrados que desean visitar la isla. En lugar de abrir espacio político para que esas demandas maduren, la persecución estadounidense de las transacciones financieras cubanas las desplaza del dialogo entre el gobierno de la Habana y sus ciudadanos. A diferencia de otros tiempos, en Miami han sobrado las opiniones lamentando la suspensión de las gestiones consulares cubanas, incluyendo un llamado por el congresista Joe García (D-Fl) a actualizar las regulaciones estadounidenses que han conducido a esta crisis.
El Departamento de Estado ha dicho que busca encontrar un banco dispuesto a lidiar con el sin sentido. Eso es mejor que nada, pero los encargados de la política de Obama tienen la oportunidad política de usar la crisis para sentar pautas más profundas. El presidente debería cortar de una vez el nudo gordiano de la crisis. Estados Unidos no ha documentado el patrocinio cubano de ningún acto terrorista en más de veinte años. El departamento de Estado debe sacar a Cuba de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo.
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Tomado de: http://voces.huffingtonpost.com/arturo-lopez-levy/una-salida-definitiva_b_4370276.html
Como de costumbre, López-Levy hace un análisis interesante. Yo agregaría que el problema se agrava en estos días porque rendición casi incondicional de Irán a las presiones externas ha envalentonado a los inquisidores que prefieren el bloqueo antes que el reconocimiento de la soberanía ajena.
» La clara responsabilidad de la política estadounidense en la suspensión de las funciones consulares cubanas ha puesto en segundo plano las limitaciones y excesivos costos que el gobierno cubano impone a sus emigrados que desean visitar la isla.»
Incierto: Este aspecto no ha estado nuca «en segundo plano», sino que lo han dejado siempre fuera de todos los planos. JAMÁS he visto en Miami a nadie organizar una protesta (no ir a mendigar limosnas a la oficina cubana en Washington) contra las tarifas de atraco que tenemos que pagar los cubanos por el pasaporte, por los trámites consulares y hasta por una llamada telefónica, que nos sale más cara para Cuba que para España. Ninguno protestó cuando empezaron a cobrar la comida (No la pacotilla, LA COMIDA), en un momento en que la situación era bastante mala por las afectaciones climáticas; y sabiendo el problema alimentario que sufre el cubano. JAMÄS una de las compañías de viajes a Cuba que se han forrado con estos precios de forajido, han movido un dedo para que esto cambie. Es más: JAMÄS ninguno de estos autotitulados «defensores de la familia cubana, ha protestado ante la violación constitucional que se comete cuando exigen a un cubano naturalizado en otro país, un pasaporte cubano para viajar a Cuba. JAMÄS han alzado la voz contra la ignominia que representa que un cubano tenga que pedir permiso (Porque la cacareada «habilitación» no es otra cosa que un permiso) para entrar a su patria. Todos se callan la boca, tragan en seco, y se lo aceptan todo a los Castro.
Si aquí la gente se llenara de valor , e hiciera un boicot, y dijeran que no viajan más hasta que estas cosas absurdas e injustas cambién, la situación sería muy distinta; pero no: Prefieren fajarse con cualquiera menos con el que se tienen que fajar, y desvíar la culpa para otro lado. Y, por supuesto, a todos los que negocian con los viajes , la paquetería y las remesas, solo están detrás del dólar, lo demás les importa un rábano. Por otra parte, los que simpatizan con los Castro desde la distancia, con los derechos garantizados y la panza llena, no dejan de arrimar el ascua a su sardina y lo que tratan es de que todo se lo echen encima al embargo.
Y todavía tiene uno que ver que parece que López Levy cree que aquí la gente es idiota, y se llena la boca para decir que:»¿Cómo puede Kerry pedir apoyo hemisférico para demandar cambios políticos en Cuba, cuando Washington dificulta los cambios que ya han tenido lugar?»
¿Quién la dio de plazo a la gente hasta el 31 del corriente para liquidar las existencias de ropa traída del extranjero, y le prohibió seguir vendiéndola, Kerry o el gobierno cubano? ¿Quién cerró de a pepe los cines 3d particulares en contra de la opinión de la mayoría del pueblño, fue Kerry? ¿Quién ahoga lpos pequeños negocios con regulaciones y hasta impuestos kafkianos, es Kerry? ¿Quién está casi rifando las inversiones en el puerto del Mariel a medio mundo, pero jamás a los cubanos, es Kerry?
Entonces vaya con ese cuento chino a otro.
El Sr. Levy es un defensor de la dictadura cubana, estando emparentado con miebros de la misma.
Veamos que dice Alejandro Armengol (que no es nada simpatizante de la «mafia de Miami»:
«El martes la Sección de Intereses de Asuntos Cubanos anunció que suspendía los servicios consulares, debido a que se había quedado sin banco que le gestionara sus cuentas. A unos pocos días del inicio de la temporada navideña, cuando miles de cubanoamericanos viajan a la isla, el régimen puso en el limbo el procesamiento de visas, pasaportes y cualquier tipo de documento.
Lo primero que llama la atención es que el banco había anunciado a La Habana en julio que dejaba de ofrecer sus servicios a las misiones diplomáticas, algo que se había mantenido en el más estricto secreto para dejar que la noticia explotara dos días antes de la celebración del Día de Acción de Gracias.
Lo segundo es que, desde el segundo párrafo del comunicado, el régimen de La Habana le echaba la culpa de todo a quien era de esperarse: “Debido a las restricciones vigentes derivadas de la política de bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno norteamericano contra Cuba, ha sido imposible para la Sección de Intereses encontrar hasta la fecha un banco estadounidense o de otro país con sede en Estados Unidos”.
Así que el martes por la tarde lo que estaba a la vista era el show de siempre de los hermanos Castro: el anuncio de una crisis. La conocida táctica de negociar desde una posición de fuerza.
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¿Por qué no hicieron nada hasta ahora si desde hace meses sabían que se iba a suspender el servicio a ellos y a todas las demás respresentaciones diplomáticas en ese banco? Claroq ue para formar el Changó ahora y tratar de que los cubanos de Miami se viren contra «el embargo».
Que vaya el Sr. Levy con sus cuentos a otra parte.