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Por Felix Sautié Mederos


Crónicas Cubanas.

Cuando nos encontramos en las postrimerías del año 2013 y en el horizonte cubano se anuncia con insistencia la profundización de las medidas emprendidas como parte de la denominada actualización del Sistema Socialista, y a la par se plantea públicamente un justo llamado a realizar los cambios y rectificaciones necesarios en un tiempo acorde con las expectativas de la vida de las personas ya que en mi criterio el pueblo cubano se ha mantenido en una angustia sostenida por causa de las inseguridades objetivas y subjetivas en que se encuentra atrapado como consecuencia del autoritarismo y la intolerancia dogmática de la burocracia política y administrativa que tanto daño han hecho, es imprescindible ante todo que se plantee una reforma estructural básica de del sistema que incida de forma determinante en la gobernabilidad y en las relaciones del poder establecido con la población, al objeto que deje de primar la desconfianza, el desencanto y el desinterés generalizado que se encuentran en una espiral de crecimiento.

Me refiero a un asunto de excepcional importancia puesto al orden del día por las reiteradas afirmaciones absolutas de que en Cuba nunca se va a producir algún cambio en relación con la estructura y la política como por ejemplo la posibilidad de que exista una diversidad de entidades socio políticas que agrupen libremente al pensamiento y a la libertad de expresión de las personas (1).

Cuando uno se sumerge en los niveles de base de la sociedad cubana contemporánea en donde día a día se desenvuelve el pueblo de a pie, puede comprobar la existencia de un galopante sentimiento de desinterés por las medidas que se anuncian y que no mejoran las posibilidades de vida de las personas a las que en cambio se le piden comprensión y confianza de que en futuro van a vivir mejor. Si no se entiende que la vida de cada cual es una y que todos tenemos derecho a vivirla lo mejor posible, necesariamente se desarrollará un nivel creciente de desconfianza generalizada que afecta la credibilidad del sistema y del gobierno de la sociedad.

Esa desconfianza generalizada presente que algunos también niegan su existencia, pero que lejos de no existir se acentúa por las pocas posibilidades de participación que tiene el pueblo así como por las limitaciones a su libertad de expresión que impiden entre otras cuestiones muy importantes que se planteen públicamente sus inconformidades y criterios sobre lo que oficialmente se expresa o se hace, lo afecta todo e impide que en realidad se desarrolle un socialismo verdaderamente próspero y sustentable.

En mi criterio para que deje de primar la desconfianza es necesario acabar con el secretismo y proyectarse efectivamente hacia la población a la que reiteradamente se le hacen recriminaciones de indisciplina social mientras que funcionarios autoritarios detenidos en el tiempo, a todos los niveles, se desentienden de las necesidades y anhelos de un pueblo que ha sostenido durante más de 50 años al sistema establecido con sus virtudes pero también con todos sus defectos y errores.

Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos por el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsautie

(1) Ver Por Esto! “La categoría tiempo y las afirmaciones absolutas” miércoles 27 de noviembre del 2013, http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=290343

Publicado en Por Esto! el domingo 1 de diciembre del 2013.

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=291198