Por Félix Sautié Mederos.
Crónicas Cubanas
Cuando se pone oído atento a las conversaciones durante las esperas en los consultorios médicos, en las antesalas de los organismos burocráticos a los que hay que acudir para realizar algún trámite necesario, en las dilatadas esperas por el transporte que necesitamos, en algunos parques y espacios públicos o simplemente entre los amigos que conversan en confianza en los más disímiles lugares y en sus casas, hay algo que si se tiene honradez de vida no podría negarse y es que existe una desmotivación generalizada que algunos no alcanzan a comprender. La desmotivación no es responsabilidad de los desmotivados sino de los que desmotivan.
Este es un concepto básico en mi criterio, que no debería perderse de vista.
Esta desmotivación constituye un problema esencial que, en mi opinión, afecta decididamente la efectividad de los cambios y reformas tan socorridos y necesarios, que además crea un círculo vicioso del cual es imprescindible salir. En mi criterio requiere que sus verdaderas causas sean desentrañadas y reconocidas para comenzar a movernos en la solución de muchos de los problemas que nos aquejan, sobre los cuales incluso últimamente se refiere con insistencia el discurso oficial reiterado desde diversas formas y maneras de interpretación. En los últimos días lo hemos visto reflejado en buena parte de las intervenciones de la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, las que han sido divulgadas por la televisión y la prensa escrita. Esa desmotivación crea hastío, indolencia y una especie de sálvese quien pueda, porque considero que se ha perdido la confianza y la fe en algo en lo que no se participa.
Incluso encontramos que en la Sección Cartas a la Dirección del periódico Granma de fecha 6 de julio 2013, se publica un escrito de un delegado del Poder Popular del Municipio Habana del Este que se plantea insatisfecho con la atención a la rendición de cuentas por parte de los organismos implicados en los planteamientos de los electores y expresa que si bien fue uno de los que proclamaba que el presente XV mandato debería ser el mejor de todos los mandatos…sin embargo según sus palabras textuales dice que este mandato no está muy lejos de parecerse a los otros. De acuerdo con lo que escribe este delegado de circunscripción y publica el Granma, se puede concluir que la burocracia le responde con un más de lo mismo a su búsqueda de soluciones a los problemas que le plantean sus electores. He aquí otra causa muy importante en la desmotivación que trato de describir, no se le responde de manera efectiva a la población ni se toman verdaderamente en cuenta sus problemas; entonces ¿qué podría esperarse?, que no fuera una desmotivación generalizada.
Por otra parte considero necesario plantearse que las presiones de distinta índole y la descalificación que se han aplicado durante años contra el pensamiento propio y el ejercicio de las críticas, constituyen un elemento imprescindible a tomar muy en cuenta para el análisis de estas situaciones de desmotivación generalizada. De tanto ahogar a los criterios propios, se ha fortalecido el accionar impune de una burocracia política y administrativa que ahora deviene el mayor obstáculo para cambiar todo lo que sea necesario comenzando por el imprescindible cambio de mentalidad.
Para decirlo con una expresión muy popular, se han estado sembrando vientos e inexorablemente se están recogiendo tempestades, que no se van a resolver con medidas concebidas desde arriba, así como con planteamientos de ser más eficientes o de que es necesario producir más ni con advertencias severas a quienes no cumplan o incluso sólo con medidas de control, auditoría, sanciones legales y exigencia que estoy muy de acuerdo que se realicen comenzando por los que sean máximos responsables.
En realidad estamos ante un problema de mayor envergadura que tiene mucho que ver con un estilo específico de un gobernar centralizado y autoritario, que para hacerlo realmente motivador tendría que ser democráticamente cambiando de raíz con la más efectiva participación del pueblo, porque si no se logra una masiva participación popular sobre la base de una credibilidad generalizada en los proyectos y en quienes los plantean poco podrá hacerse. Quizás muchos de los problemas que hoy se critican relacionados con la indisciplina social, la falta de compromiso, el no sentido de pertenencia e incluso los síntomas de desmoralización que se observan en muchas conductas, sea en definitiva una forma de respuesta de la población que debería ser analizada de manera autocrítica y no sólo descargando todas las culpas sobre el pueblo.
Reitero que no es algo que pueda solucionarse con declaraciones o con buenos propósitos solamente, es una situación que requiere del más radical cambio de mentalidad a partir de acciones concretas que tienen que enfocarse en la raíz de la cuestión que no está precisamente en el pueblo sino en el sistema que contradictoriamente con sus concepciones socialistas teóricas, no ha sido ni democrático ni participativo. Digo esto desde adentro y sobre la base de mis convicciones socialistas y democráticas, con el ánimo de que se enrumben las soluciones imprescindibles dentro de los marcos de la participación popular más amplia y democrática, para lo cual es necesario volcarse a la calle más allá de los cerrados y verticales espacios burocráticos institucionales, con medidas dirigidas a la liberación de las fuerzas productivas, del pensamiento propio, de la crítica, la autocrítica y de la creatividad, dejando a un lado la descalificación de quien opine distinto, así como la búsqueda indiscriminada de enemigos en donde no los hay con el pretexto de un bloqueo que realmente es criminal pero que el responsable no es el pueblo que los sufre verdaderamente. Es imprescindible recuperar con acciones concretas las motivaciones capaces de mover a la población.
Así lo pienso y así lo expreso con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el lunes 15 de julio 2013.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=255626
Nota: los invito a visitar mi página WEB http://www.cuba-spd.com/#
«En realidad estamos ante un problema de mayor envergadura que tiene mucho que ver con un estilo específico de un gobernar centralizado y autoritario, que para hacerlo realmente motivador tendría que ser democráticamente cambiando de raíz con la más efectiva participación del pueblo, porque si no se logra una masiva participación popular sobre la base de una credibilidad generalizada en los proyectos y en quienes los plantean poco podrá hacerse. Quizás muchos de los problemas que hoy se critican relacionados con la indisciplina social, la falta de compromiso, el no sentido de pertenencia e incluso los síntomas de desmoralización que se observan en muchas conductas, sea en definitiva una forma de respuesta de la población que debería ser analizada de manera autocrítica y no sólo descargando todas las culpas sobre el pueblo.»
Yo creo que aquí esta dicho todo;y sí: Son una forma de respuesta, porque demostrado está que tú no puedes obligar a todo el mundo a que piense igual, ni a que quiera las mismas cosas,ni a que crea en las mismas cosas; y, por si fuera poco, tratar de aplastar al que no coincida contigo, solo porque eres el más fuerte en un momento dado, lo cual no indica, necesariamente, que se tenga la razón.
Lo que me parece más flojo en su argumentación es que cero que Ud opina que, con una motivación acertada, partiendo de una participación ciudadana real, todo pudiera revertirse
Eso me recuerda las tesis conductistas de que, a determinado tipo de estímulo, debe corresponder determinado tipo de respuesta. Aquí yo pregunto: ¿Qué pasa con el que no convezan? ¿Y el que no quiera socialismo, ni a los Castro; y quiera otra cosa? ¿Está contemplado este individuo en esa participación ciudadana? Razones de sobra tienen millones de cubanos para no creer ni en el uno, ni en los otros: El primero nunca ha existido; los segundos han demostrado ser tan incapaces como desastrosa es la situación actual de Cuba, derivada de sus pésimas decisiones políticas, de su personalismo, de su soberbia, y de un manejo de la economía digno de cafres. Cualquier gobierno de este planeta hubiera dimitido en masa, si levan a un país a la mitad solamente de la debacle que existe hoy por hoy en Cuba. Y con hacerse un harakiri más o menos sincero no se arregla todo en esta vida.
¿Y sabe qué le digo? (Y anote el día) Esos gobernantes se van a morir así, si no ocurre primero algo que se los lleve con viento fresco. Hay cosas en las que no se puede ser juez y parte. Medio siglo de poder absoluto, legislando lo que les dio la gana, sin oposición alguna, sin rendirle cuentas a nadie; y con total impunidad por muchos disparates que se cometieran (Y se han cometido descomunales), no son algo que se deje de lado por «conciencia».
La Cuba nueva tiene que se democrática; en ella tienen que tener cabida el comunista, el socialdemócrata, el capitalista, el demócratacristiano, el liberal, el conservador; y son los programas de todas estas tendencias los que deben convencer al pueblo de cual es el camino. Las urnas transparentes , pluralistas y democraticas son las que deben decir lo que quiere la mayoría; el gobernante que no convenza, tiene que cederle el sitio a otro. Y todos los cubanos, nindependientemente de su filiación política , ayudando a la grandeza de la nación.
Pero ese idiota robotizado y masoquista que quisieron crear con el cartelito de «hombre nuevo» ha resultado ser, según lo que dijo Raúl, un cagón, un chusma, un deshonesto y un lumpen que roba al estado. Y aquí sí que no hay duda: Toda esa generación es criada y formada dentro del sistema. Ya los antiguaos burgueses, o se han muerto, o tienen más de 85 años. esta es la nueva hornada, el resultado del experimento o, por decirlo más claro: del fracaso rotundo y total del experimento.
Entonces yo quisiera que alguien me diera una sola razón valedera y seria (Y no la vieja cantaleta de las buenas intenciones) por la cual yo deba confiar en quienes por medio siglo lo han hecho tan mal. ¿Por qué tienen que ser ellos los únicos que tienen que regir los destinos de Cuba?. ¿Porque el PCC es un partido de vanguardia? Yo creo que nadie que sea mínimamente decente, puede admitir otra cosa sino que han sido de todo menos eso. Más aún, que me convenzan de que tengo que confiar en ellos, me gusten o no. ¿O el pueblo cubano no es más que un atajo de anormales?