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Por Félix Sautié Mederos
Crónicas Cubanas
La insistencia en Cuba de potenciar la exportación de los servicios como una importante fuente de ingresos que según las limitadas informaciones que se dan a conocer por los medios locales de prensa, se desenvuelven como uno de los principales rubros de exportación que tributan a la empobrecida economía cubana del momento, me ha motivado a plantear algunas consideraciones personales dado la incidencia interna que posee este asunto. Lo que voy a exponer se corresponde con la experiencia que día a día percibo en los planteamientos de insatisfacción y maltrato recibido que manifiesta la población cubana ya sea en los intercambios de persona a persona, como por medio de las muy limitadas vías de que se dispone para hacerlo, incluyendo mi experiencia personal directa reiterada recientemente. Comienzo por decir que en todos los órdenes los servicios a la población deben estar fundamentados en una política de calidad generalizada en los diversos sectores de la sociedad a los efectos de alcanzar los niveles de excelencia que prestigien verdaderamente el objeto a exportar. En síntesis podría expresar que lo que es bueno para exportar tiene que ser consecuentemente bueno e incluso superior en lo interno del país y en el disfrute de su población, porque lo contrario sería una inconsecuencia que podría afectar seriamente los esfuerzos exportadores. Eso si lo vemos únicamente desde el punto de vista económico con que se está planteando, porque si lo analizáramos como debería ser en todos los casos, desde el punto de vista estrictamente humano la comparación habría que ubicarla en unas dimensiones en las que lo económico estaría muy por debajo de lo que son los derechos inalienables de las personas y más allá del sentido utilitarista con que se expresan estos criterios exportadores.
Antes de continuar con mis consideraciones no puedo dejar de reconocer y aplaudir muy especialmente, a la labor que realiza al respecto de este tema el digno periodista cubano José Alejandro Rodríguez en su columna “Acuse de Recibo” del periódico Juventud Rebelde y en el espacio que tiene en el Canal Habana de la televisión local de nuestra capital con el nombre de “Papelitos Hablan”. Considero que José Alejandro en estos espacios mencionados se ha convertido en una voz de los ciudadanos de a pie que no tiene voz, que en consecuencia es altamente valorada por quienes sufren los desafueros de una burocracia corrupta y todopoderosa, que se mantiene de espaldas al pueblo pasando muy por encima de los propósitos de cambio y renovación que se han estado planteando oficialmente, e incluso de los acuerdos adoptados al respecto por la más alta dirección del país así como de los propósitos de desarrollar en Cuba una economía de servicios en el más alto grado de eficiencia científico-técnico en su calidad y extensión. También debo reconocer los esfuerzos muy meritorios sobre estos asuntos que realiza la periodista Bárbara Doval en sus programas del Canal Habana.
En mi criterio en el fondo de estos problemas se presenta un concepto esencial de la condición humana que va más allá de la economía, la política y muy especialmente de las consignas y planteamientos, así como de lo que pudiéramos denominar el marketing de los servicios. Me refiero al sentido de humanidad que se corresponde con las esencias de la condición humana y de los derechos inalienables de las personas sin distingo alguno y valgan las redundancias del término, los que muchas veces se violan y se desnaturalizan incluyendo el hostigamiento excluyente hacia quienes tienen un pensamiento diferente. La concepción básica con que se funda nuestra nacionalidad e identidad nacional parte del planteamiento martiano que Patria es Humanidad, porque José Martí el Apóstol de nuestra independencia se desempeñó durante su fecunda existencia como uno de los humanistas más destacados de su tiempo y la Constitución vigente de nuestra República se encuentra presidida por el precepto martiano que expresa y cito textual del texto constitucional: “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Además quiero añadir el concepto cristiano por excelencia que Jesús Nazaret expuso y practicó durante su paso por la tierra de “Amor al prójimo como a ti mismo”, porque soy un cristiano convencido que precisamente en lo político me he desenvuelto inspirado en el Evangelio como un socialista empeñado en lograr la equidad distributiva, la justicia social y la paz sobre la base de la más amplia participación popular. En este orden de pensamiento confieso que me entristecen mucho, cuando conozco los planteamientos e informaciones de doble rasero que sobre estos conceptos se expresan reiteradamente con un espíritu triunfalista y ejemplarizante hacia los demás, sin reconocer las pesadas vigas que mantenemos sobre nuestros ojos, solo enfocados hacia el exterior sin tomar en cuenta las angustias que se manifiestan en el pueblo en general. Puedo decir que en lo personal me he visto en reiteradas ocasiones incluido en un estado indefensión inenarrable, que conocen muy bien las personas que se encuentran a mi alrededor.
Eso del sentido de humanidad no puede ser manipulado por los intereses políticos que durante mucho tiempo han descalificado a partir del concepto de “Plaza Sitiada” a los planteamientos críticos y de insatisfacción del pueblo al respecto de los servicios, identificándolos indiscriminadamente con la acción enemiga. Las consecuencias de estas concepciones se cosechan en la actualidad por causa de los efectos controvertidos y negativos sobre la sociedad cubana de una burocracia poderosamente establecida que se resiste a cualquier cambio y que se ensaña con la población que mucha veces se inhiben a denunciarla por miedo a las consecuencias adversas que casi siempre le traen hacerlo así como por la muy reiterada consideración como planteamiento coincidente con el enemigo. Así lo pienso, así lo estoy viviendo actualmente y así lo expreso con mis respetos a la opinión diferente y sin querer ofender a nadie en particular. fsautie@yahoo.com
Hay en este post cosas con las que estoy más que de acuerdo, y aplaudo al articulista por la valentía con que las dice, pero el problema que, acertadamente señala, va mucho más allá de la exportación de médicos y técnicos como mano de obrew semiesclava para apuntalar la ruinosa economía cubana. Voy por partes:
1-«Me refiero al sentido de humanidad que se corresponde con las esencias de la condición humana y de los derechos inalienables de las personas sin distingo alguno y valgan las redundancias del término, los que muchas veces se violan y se desnaturalizan incluyendo el hostigamiento excluyente hacia quienes tienen un pensamiento diferente.»
Esto incluye la satanización de todo pensamiento no coincidente con lo establecido por los máximos líderes. Incluye también la difamación, el ostracismo, la pérdida y el no reconocimiento de derechos ciudadanos, y hasta la agresión física y verbal, amparada, incluso, por las fuerzas del orden. La mancha que constituyen los llamados «actos de repudio», que de «espontáneos» nunca tuvieron un pelo; y en los que se cometen impunemente delitos que están muy bien tipificados en el Código Penal, es el vivo ejemplo del irrespeto y la violación de los derechos ciudadanos de los cubanos. Lo peor de todo: son estimulados, coordinados y aprobados por el gobierno cubano.
2-» (…) lo que es bueno para exportar tiene que ser consecuentemente bueno e incluso superior en lo interno del país y en el disfrute de su población,(…) desde el punto de vista estrictamente humano la comparación habría que ubicarla en unas dimensiones en las que lo económico estaría muy por debajo de lo que son los derechos inalienables de las personas y más allá del sentido utilitarista con que se expresan estos criterios exportadores.
Esto va mucho más allá de la exportación de servicios: tiene que ver con la discriminación que han sufrido los cubanos en su propia tierra: El apartheid turistico que permitió que ciudadanos cubanos no pudieran alojarse en los hoteles, o que incluso, estando hospedados, fueran desalojados para darle la habitacion a un extranjero. aún hoy, en que corren aires de «apertura». no se atrecen a alquilarle un bote o un catamarán a un cubano (Por miedo a que se largue del mparaíso socialista en él) en ningún centro turístico. En cuanto a los servicios de salud, los cubanos hemos tenido hasta que soportar el no poder comprar un medicamento (Inexistente en las farmacias «para cubanos») en las farmacias de clínicas como la «Cira Garcia», solo para diplomáticos y turistas, donde no era difícil ver cubanos apostados en el parqueo, esperando para darle el dinero a un extranjero y pedirle que les comprara un medicamento. De todos conocida es la diferencia entre los hospitales donde va el pueblo, y los que son para extranjeros o dirigentes. tiene que ver con todo esto el regalo de todo tipo de bienes y recursos a aliados políticos, a despecho de las carencias y necesidades del pueblo. Mientras un saco de cemento llegó a costar 120 poesos cubanos, y media Habana se cae a pedazos, de puro abandono., el gobierno regalaba materiales de construcción que hubieran evitado muchos derrumbes, y hasta algunos muertos. Ejemplos podría poner decenas, pero, para no alargar: el cubano ha sido pisoteado, ninguneado, discriminado, vejado y maltratado todo lo que se ha querido en este último medio siglo
Pero ¿Esto es culpa de «una burocracia poderosamente establecida que se resiste a cualquier cambio y que se ensaña con la población » ? Sí, si se incluye en ella a la máxima dirección del país- y aquí discrepo del articulista que, al parecer ver el problema en los dirigentes intermedios y trata de salvar a los iluminados-: Hay decisiones y hay medidas que han afectado a todos los cubanos, que ningún dirigente intermedio pudo tomar por sí mismo. Estas fueron tomadas por la máxima dirección del país. defender lo contrario es admitir que en Cuba los máximos dirigentes han sido peleles de los funcionarios intermedios, y que han vivido ciego, sordos y de espaldas a la realidad cubana. Ha sido así, pero no desde ese punto de vista: El apartheid turístico no fue decisión de ningún funcionario intermedio; y el regalar los recursos del pueblo, mientras se le pedía austeridad y sacrificios, tampoco.
Estimado amigo eso que planteas que yo solo culpo a los niveles intermedios es una interpretación personal tuya, porque la burocracia establecida es un concepto de verticalidad que caracteriza al fracasado socialismo real desde la cúpula hasta la base. Esto lo he explicado en diversos artículos míos, lo que pasa es que en el espacio de 2 cuartillas de que dispongo para mis crónicas en Por Esto! no lo puedo repetir todo siempre, Yo culpo a las mafias que van desde arriba hasta abajo, lo que sucede es que los ciudadanos se chocan con mucha fuerza en la base. Esta es una seire de artículos que he comenzado a publicar. Te agradezco mucho tu lectura y tus señalamientos.