Por Félix Sautié Mederos.
Crónicas cubanas
Félix Sautié Mederos
Con motivo del Congreso de la CTC y las preocupaciones de un amigo…
Un amigo a quien aprecio y respeto mucho me ha enviado un escrito suyo en el que plantea sus preocupaciones por la noticia publicada hace algunos días sobre la posposición para el año 2014 del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), noticia que en su contenido además informa sobre la elección de su Comisión Organizadora que dirigirá este evento y su Presidente. Considero que las preocupaciones expuestas por mi amigo Jorge C. Oliva Espinosa, inclaudicable combatiente revolucionario asentado en el ultramarino pueblo de Regla junto a la Bahía de La Habana, en su documento de fecha Regla 27 de mayo 2013 titulado “NO ENTIENDO NI COMPRENDO” son muy justas y lamento que no hayan sido ampliamente divulgadas en ejercicio de la democracia y del diálogo necesario, que debe se parte esencial de una sociedad socialista democrática y participativa como la que algunos soñamos.
El documento a que me refiero es extenso y no tengo espacio para citarlo textualmente pero puedo decir en resumen que lo que no entiende ni comprende mi amigo es todo el procedimiento aplicado en su conjunto para la organización de este evento tan importante, especialmente la noticia sobre posposición de algo que ya se había anunciado, así como la forma en que se eligió a los miembros de la Comisión Organizadora del XX Congreso de la CTC y especialmente a su presidente, no procedente directamente de las filas del movimiento obrero.
No soy el más indicado para responderle algo en lo que no he participado para nada y menos aún porque en definitiva soy un trabajador jubilado más que no milita ya en ninguno de los sindicatos que forman parte de la CTC. Tampoco son mis intenciones polemizar sobre unos planteamientos con los que concuerdo en sus esencias básicas; pero sus justas preocupaciones me motivan a escribir algunos razonamientos personales sobre lo que considero al respecto del evento en sí mismo y sobre las esencias fundacionales del movimiento obrero cubano como ente social de fundamental importancia para el país en su conjunto, así como de lo que debería ser el desenvolvimiento de una potente sociedad civil, activa, independiente, organizada y verdaderamente participativa en el desenvolvimiento de nuestra sociedad, tal y como correspondería a los conceptos básicos de un Socialismo Participativo y Democrático por el cual abogo franca y abiertamente, procurando hacer uso de lo que debe ser la democracia socialista intrínseca.
En consecuencia creo que lo que en verdad es más importante y que constituye lo que en definitiva se basa mi querido amigo Jorge C. Oliva en sus alegatos, a quien distingo muy especialmente, es la concepción básica de lo que debería ser el movimiento obrero organizado a partir de la más amplia, voluntaria y efectiva participación de los trabajadores desde la base hasta el tope de la Central sindical. Incluyendo la más adecuada independencia institucional en correspondencia con su composición clasista, dejando de ser una polea más, transmisora de las políticas partidarias, para convertirse efectivamente en una organización obrera realmente representativa de todos los trabajadores, de los que están a favor o en contra del sistema establecido, que represente sus intereses de clase y luche por defender sus más justas reivindicaciones. No puede ser una institución que por ejemplo esté a favor cuando se anuncian despidos de trabajadores por muy necesarios que puedan ser a los grandes intereses de la economía nacional, ni a favor del aumento de la edad para acceder a las jubilaciones, tal y como sucedió hace algún tiempo en estos casos. Su papel no es ese, por muy necesarias que pudieran resultar tales medidas para el desenvolvimiento de la economía nacional en un estado socialista de Planificación Central, organizado conforme a las concepciones esenciales del ya fracasado Socialismo Real.
Ese papel, por muy justificado que pudiera considerarse en un momento determinado, no corresponde a los sindicatos que en definitiva deberían actuar como la contrapartida básica de la Administración Socialista en correspondencia con la representación real de los trabajadores que intrínsecamente está llamado a asumir. Porque si así no es, entonces habría que preguntarse ¿Para qué hace falta el movimiento obrero en un sistema en que todo se decide central y verticalmente y siempre deba ser apoyado incondicionalmente por todos sin el derecho a la réplica ni al planteamiento de la opinión y los intereses de los trabajadores por los cuales en teoría también actúa esa Administración Central no participativa?
En mi modesta opinión, aquí está el meollo de lo que sucede y que justamente “no entiende ni comprende” mi querido amigo Jorge C. Oliva. Son estas esencias y las desviaciones que se manifiestan en estos procesos las que le dan fundamento a los planteamientos expresados por Oliva.
En este orden de pensamiento, tengo que referirme nuevamente a la necesidad imprescindible del “cambio de mentalidad” que debe producirse en todas las instancias para alcanzar la equidad distributiva, la justicia social y la paz social a los efectos de avanzar hacia la solución de los problemas que nos aquejan actualmente en pos del desarrollo necesario que se enfrente al sostenido retroceso que desde hace años se manifiesta en la sociedad cubana del momento diezmada por la diáspora galopante de quienes se sienten defraudados y sin oportunidades para su realización efectiva. Es una realidad dominante en la que la burocracia administrativa y política lo lastra todo, contra la cual es imprescindible el cambio de mentalidad que ha planteado reiteradamente el Presidente Raúl Castro.
En estas circunstancias no puedo olvidar a Lázaro Peña, líder indiscutible de la clase obrera cubana, a quien tuve la oportunidad de conocer incluso desde mi niñez por intermedio de mi tío Narciso Sautié Socarrás, quien fuera su compañero de luchas en la fundación de la CTC. Para mí, Lázaro, por no hablar de Jesús Menéndez y Aracelio Iglesias, a quienes no pude conocer dada mi edad, son los paradigmas de los líderes sindicales que necesitamos. Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos por las opiniones diferentes y sin querer ofender a nadie en particular. fsautie@yahoo.com
Publicado en Por Esto! el lunes 3 de junio del 2013.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=246715.
Nota: los invito a visitar mi página WEB http://www.cuba-spd.com/#
«No puede ser una institución que por ejemplo esté a favor cuando se anuncian despidos de trabajadores por muy necesarios que puedan ser a los grandes intereses de la economía nacional, ni a favor del aumento de la edad para acceder a las jubilaciones, tal y como sucedió hace algún tiempo en estos casos. Su papel no es ese,(…)
Si nos atenemos a esto, en lo que estoy 200% de acuerdo, lo que hay que hacer es, o pedirkle la renuncia a toda la plana mayor e intermedia de esa burla de sindicato; o botarlos a todos; y renoval la organizacion a todos los niveles con gente que tenga verguenza. para lo unico que han servido es para lamer suelas a los dirigentes y apoyarlos contra loos trabajadores y cobrar la cuiota.
Hay un análisis muy bueno de Dimas Castellano hoy en DDC sobre la posposición y las razones que han dado. Es increíble que sigan poniendo a dedo al jefe de la Comisión organizadora del Congreso y que haya salido en las reuniones preparatorias que el salario es la primera demanda junto a la cuantía de las pensiones: «Los trabajadores no están alineados con los Lineamientos» según la vicepresidenta de la CTC, y también parece que los cuentapropistas tienen reticencias a afiliarse a la CTC Por eso cambiaron la presidencia de la Comisión organizadora del Congreso y pospusieron el Congreso mismo.
Estoy igual que el amigo de Felix, «no entiendo ni comprendo»
No es dificil entender, para mi, que hace muchos años la CTC representa los intereses que tiene el Estado, sobre la clase obrera, digase su control politico ideologico y el cumplimiento de los lineamientos y acuerdos que, de la dirigencia emanen. El que la organizacion que dice representar a la clase trabajadora cubana «se convierta efectivamente en una organización obrera realmente representativa de todos los trabajadores, de los que están a favor o en contra del sistema establecido, que represente sus intereses de clase y luche por defender sus más justas reivindicaciones». Es aun una meta por lograr y pasa por la modificacion del papel rector del PCC y su permencia como organizacion politica en todos los centros de trabajo del pais .
Yo estoy más o menos igual que el amigo de Félix. Todavía no entiendo ni comprendo qué mentalidad hay que cambiar, quién tiene que cambiar, cuándo hay que cambiar, y quién nos va a decir a cuál mentalidad hay que pasarse.
No entiendo ni comprendo. ¿Será que hay que olvidar que 5-1=4 para reaprender que 5-1=5?
En el mundo entero los trabajadores salen a la calle y le ponen la cosa mala a los gobiernos pidiendo más empleo, mejores salarios, mejores condiciones laborales. En Cuba ha sido donde único los sindicatos han agradecido al gobierno los despidos masivos sin compensación y les conceda el permiso de dedicarse a pequeños oficios feudales.
Amigos precisamente yo planteo que no puedo darle una explicación sobre lo que el amigo Jorge C. Oliva plantea en su documento con el título NO ENTIENDO NI COMPRENDO, porque concuerdo con él y entonces me da pie para plantear mi criterio de lo que debe ser una organización sindical que verdaderamente represente a los trabajadores y que si se habla de cambio de mentalidad esa mentalidad con que funciona la CTC actualmente debe ser cambiada radicalmente, para actuar a favor de los intereses de clases de los trabjadores ya sea de los que están de acuerdo como en contra en polítca de todos sin excepción. Este es un resumen más stintético de mi planteamiento.
Félix. la CTC está viciada en su propia concepción. Jamás una organización financiada por el Estado va a ser favorable al trabajador. Por otra parte, una organización que no se sabe ni qué presupuesto tiene ni en qué lo gasta. PERO te aseguro que sus dueños, perdón sus dirigentes, se van a cuidar mucho de asegurarse su buena teta ahí, y la mecánica es plegándose al gobierno.
La CTC debería quedar, si es que merece la pena dejarla, como una especie de órgano arbitral, supervisor de que se cumplan las leyes laborales, regulador de sindicatos…. más o menos un mediador-supervisor.
El Código de Trabajo debe ser favorable al trabajador, que es la parte más desprotegida en la relación obrero-patrono.
Y claro, con libertad de asociación, se crearían tantos sindicatos como necesidades surjan en el camino. Porque los problemas laborales de un constructor no son iguales a los de una enfermera.
Leí el artículo de Dimas y me gustó mucho es un resumen de la Historia de la CTC muy atinado como todos los artículos históricos que hace Dimas.
La CTC es historia. No es un problema de cambiar de mentalidad o de gente. Pueden hacer uno o mil congresos, pero lo esencial estça dañado: La organización ha traicionado a los trabajadores, no hay razçon para creer en ella
Exacto. Es más un estorbo que otra cosa.
ddd
Veo que algunos de mis comentarios han sido eliminados ¿Que paoó?
increíble… todos estamos de acuerdo en algo!!!!
No sé hace cuánto tiempo no pasaba algo así en el bog del OC.
muy de acuerdo con yoyo.
Ciertamente, el sindicato cubano lo único que tiene de sindicato es el nombre… bueno, ni eso, porque se llama Central de Trabajadores de Cuba…
en fin.
Isbel, Pues que no se haga costumbre!! 🙂
En serio. El caso de la CTC es como la pareja que nos pega los tarros o el marido que golpea a la esposa. Puede arrepentirse, puede prometerte que no lo hará más, que las cosas van a csambiar y tú puedes hasta decir que le perdonas, pero en el fondo se ha roto algo irreparable: la confianza.
Los cubanos tenemos una fuerte tendencia a la telenovela, a perpetuar la agonía en vez de cortar por lo sano y decir, fue bueno mientras duró, pero ya no te quiero, ya no me quieres, ya no te sirvo, ya no me sirves… Chao.