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Por Félix Guerra
No imagino, nadie puede hacerlo, al capitalismo regresando el feudalismo.
Solo conozco una gran invención que fabula con el regreso a los orígenes: Viaje a la Semilla, de Alejo Carpentier. Deslumbrante y mítica epopeya que sucede en literatura cada vez que se abren aquellas páginas. Pero que no podría repetirse en lo que llamamos el tiempo político, los espacios históricos y las realidades cotidianas.
El Capitalismo no regresaría ni a empellones al Feudalismo, el Feudalismo jamás al Esclavismo.
Dar marcha atrás a la Historia es tan o inverosímil y remoto como viajar de retorno en el Tiempo.
Tendría que retroceder la ciencia bajo ¿qué embrujos y terribles inquisiciones?
El Arte bajo ¿qué desquiciamiento de la capacidad creativa de la imaginación?
Tendría que retroceder el cerebro humano y descarriar los mayores tesoros: sinapsis y neuronas en el camino. El corazón perdería al menos la mitad de sus sangres y válvulas.
La tecnología tampoco tiene marcha atrás, incluyendo automóviles o trenes en el Andén. La tecnología es como las aves, salvo en una fábula de Borges en la que los pájaros vuelan hacia atrás, menos inquietos por el destino que por los orígenes. Etcétera.
Sin contar que más difícil aún sería hacer retroceder el pensamiento social y obligar a filosofías y cosmovisiones, profecías y utopías, ilusiones y sueños, para recular al estilo de algunas balas disparadas regresando derrotadas al cañón o fusil.
Ningún ideario social en marcha atrás es auténtico ni legítimo. Ni necesario ni imprescindible. Ni es la justicia social que necesita ningún pueblo. Ni lo democrático que le urge a la humanidad, aun en condiciones de convivir con el adversario más salvaje e imperial.
Ni es el sueño de padres y abuelos, de fundadores o pensadores que se traspapelaron en el devenir llevando delante el farol de las filosofías y las ciencias económicas y sociales.
El regreso es tiempo extraviado, esperanza convertida en cenizas y activismo a favor de desengaños y frustraciones.
El “socialismo” que regresó, ver Unión soviética y campo socialista, no era socialismo.
El “no socialismo” retrocede más tarde que temprano. El “no socialismo” es un inédito acontecimiento que obliga al retorno y al complemento de las regresiones.
El “no socialismo” es esencialmente reversible. Y causa las más dolorosas tragedias posibles tanto a las naciones y regiones como a la humanidad.