Etiquetas
actualización, cambio, crítica, Cubadebate, cuentapropismo, debate, izquierda, lineamientos, Marino Murillo, partido, PCC, popular, Raúl Castro, socialismo
Por Ovidio D´Angelo Hernández
El Estado cubano, luego de una amplia consulta popular y la decisión de la dirección partidista sobre las líneas a seguir en la “Actualización del Modelo Económico” optó, en la Conferencia nacional del Partido, por ajustar ciertos mecanismos organizativos en el ámbito del funcionamiento político.
Hay, quizás en el fondo, la idea de que un Cambio no sería conveniente…al menos un cambio abierto hacia una “transición capitalista”. La palabra “Cambio” ha sido proclamada por sectores de derecha y de la disidencia más pro-capitalista y pro-imperialista, de manera que es un término machacado y con una carga semántica que lo hace impracticable.
“Actualización”, por otra parte, suena más acomodada a los propósitos declarados, a la idea de “perfeccionamiento” de lo que ya existe y es, esencialmente, similar o afín. Por cierto, es la traducción del italiano del término “agiornamento”, empleado por la Iglesia Católica en un período de ajuste sin cambiar su esencia.
No obstante, la “actualización”, tal como ha sido esbozada en los Lineamientos, ha quedado expuesta de manera muy indefinida en varios temas cruciales, como para pronosticar claramente el curso futuro del proceso. Varios nos hemos referido en otras ocasiones a algunas de esas “imprecisiones”.
Al no disponer de una conceptualización programática novedosa y adecuada a las demandas sociales, filosóficas y políticas del momento, la Actualización ha quedado a merced de la “implementación” de los lineamientos; es decir, sujeta a la pragmática de los grupos decisores y a lo que ellos entienden que son los intereses nacionales que se deben preservar; o sea, a lo que estiman que “cambie lo que deba ser cambiado” (Fidel Castro).
El propio Marino Murillo afirmó en la Conferencia del PCC –a propósito del tema de una mayor descentralización y autonomía de las empresas- que, después del “reordenamiento laboral” en marcha (que implica la racionalización de cientos de miles de trabajadores a favor de un “cuentapropismo” expansivo) (1), ahora se entraba en otra fase mucho más difícil que era la de la “implementación” de cuál sería el papel de las direcciones de las empresas y de los colectivos obreros en esa descentralización (pronunciamiento, por demás, positivo, ya que en los Lineamientos por ninguna parte aparecen referencias al papel de estos colectivos; pero, a su vez, hecho insólito porque no se puede “implementar” lo que no ha sido concebido ni argumentado sólidamente ni concertado con las bases partidistas ni la población).
Lo mismo ocurre en temas cruciales como las formas de propiedad “no estatales” y a las formas de gestión participativa obrera y de la población, a una mayor autonomía de los municipios, etc.
La Actualización, por demás, no se circunscribe al campo económico, porque este no existe aislado de las demás dimensiones políticas y sociales. El mismo tema de las formas posibles de participación popular y obrera en los temas económicos, ya aborda aspectos políticos esenciales.
Entonces, podríamos preguntarnos, si no se trata de Cambios (de sistema social, económico y político), ¿en el momento presente de la evolución de los sistemas sociales y los fracasos del socialismo real, es suficiente “actualizar”?, ¿o se necesita de transformaciones profundas que reencaucen por caminos novedosos el socialismo frustrado en sus esencias democráticas y participativas populares, ya anunciadas por Marx en el lejano siglo XIX?.
En efecto, “Transformación” sería el término que indica remoción de las bases obsoletas (autoritarismo del poder político, estatización más no socialización de la propiedad y de las decisiones fundamentales) y su reemplazo por estructuras, instituciones y dispositivos sociales y políticos que, en su raíz, rescaten la esencia de un verdadero poder popular democrático.
Esta no parece ser la tendencia en que se mueven los acontecimientos.
Así, la Actualización proclamada en los Lineamientos, queda abierta a cualquier interpretación posible en su implementación, que es lo que parece que definirá el curso de las acciones futuras en el campo económico.
Por otra parte, en recientes declaraciones del propio Murillo (Cubadebate-27 de marzo de este año), se afirma: “No habrá cambios políticos en Cuba, pero actualizaremos todo lo necesario del modelo económico”.
Lo anterior podría interpretarse, benévolamente, en el sentido que tratamos el término Cambio anteriormente. Al respecto añadió que “en Cuba lo que hay es una actualización del modelo económico cubano, que haga al modelo de nuestro socialismo sustentable y que tiene que ver con el bienestar de nuestro pueblo” y afirmó taxativamente: “en Cuba no va a haber una reforma política”.
Aunque no disponemos de la versión completa, sino de la síntesis de Cubadebate, cabría pensar si es que se está aludiendo a la “reforma” en el mismo sentido en que peyorativa e intencionadamente se ha tratado el término Cambio por una derecha que sólo aspiraría al restablecimiento de sus poderes económicos y los beneficios para los más “capaces”, no para los excluidos y el pueblo llano; es decir, como sinónimo de viraje hacia otro sistema (capitalista).
Sin embargo, la enunciación tajante y taxativa de Murillo deja entrever otra interpretación menos elocuente: ¿es que se desconocerá la necesidad, siquiera de “perfeccionamiento” del sistema político cubano en aras de preservar “nuestro socialismo”?, ¿es que este no necesita ser transformado en la práctica de sus aplicaciones, para retomar sus esencias históricas más edificantes?, ¿no entra ello en lo que “debe ser cambiado” y es cuasi perfecto?.
Si retomamos las ideas esenciales del marxismo y de la tradición histórica democrática, en un sentido creador y novedoso, es evidente que nuestra sociedad debe avanzar..y puede..hacia un camino de real participación del pueblo y sus sectores de pensamiento, en la construcción de una sociedad más justa, más libre y más comprometida con la edificación del futuro “de todos, desde todos, con todos y para el bien de todos”.
En efecto, Cuba no necesita cambios ni reformas en lo económico, social, político, jurídico; lo que necesita son Transformaciones reales, profundas y efectivas que hagan renacer la esperanza socialista y comunitaria del autogobierno popular y democrático que se haga cargo de sus destinos.
Tienes mucha razón en decir que «Cuba no necesita cambios ni reformas…» sino «transformaciones reales, profundas…», pero es obvio que esas «transformaciones» no están en la agenda del Estado-Partido y, por el momento, el pueblo no está en condiciones de exigirlas o impulsarlas. Sólo estáis los que sois conscientes de su necesidad y que os atrevís a decirlo. No es pues una situación muy esperanzadora; pero es la única alternativa consecuente con lo que han sido siempre las luchas por la emancipación y que dan un sentido a la historia.
Creo que el autor tiene razón al decir que se necesitan transformaciones estructurales de cómo organizar la sociedad en beneficio del pueblo.
Pero también creo que no nos podemos contentar con la tiranía de las palabras que nos imponen desde el poder.Si el gobierno de Cuba y sus dirigentes dicen que están en «la actualización» del modelo está claro que las transformaciones no están previstas.
¿Alguien me puede decir por qué las palabras de reforma o cambio son de derecha?La actualización son cambios y hasta ahora sólo hay reformas económicas por cierto como dice el autor en dirección al timbirichi y a expandir las ilegalidades porque no se expanden con mercados mayoristas y como dice el autor también en una alianza con el capital internacional sin transparencia para la población.
La palabra autogestión no la veo en los documentos del partido ni en los discursos de los dirigentes ¿será de derecha?. La cogestion de las empresas entre las direcciones y los trabajadores tampoco,¿es que la participación de los trabajadores en las decisiones de las empresas es de derecha? ¿Por qué los dirigentes cubanos pueden definir la filiación política de los términos?¿Son los especialistas de la Real Academia Española?Si nos siguen reduciendo el vocabulario, pronto no tendremos la posibilidad de expresarnos en nuestra lengua, y tendremos que aprender el lenguaje de los sordomudos, lo cual puede ser una ganancia para incrementar las zonas de silencio de nuestra bulliciosa Isla.
Felicito al autor por el discernimiento de los términos.
«Esta no parece ser la tendencia en que se mueven los acontecimientos». Ovidio D´ Angelo.
Yo seria mas preciso: Esta no es, para nada, la tendencia en la que se tienen que mover los acontecimientos. Distribuir el poder es siempre perderlo parcial o totalmente y los actuales dirigentes son sin duda adictos al poder , ellos no confian en esa; «esperanza socialista y comunitaria del autogobierno popular y democrático que se haga cargo de sus destinos».
Nunca ha sido asi , ni lo será mientras las transformaciones dependan de la voluntad de los que hoy, mas que gobernar, dominan.